LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

sábado, 21 de noviembre de 2015

PSICOPATIA INFANTIL Y JUVENIL

Resultado de imagen para MAFALDA Y LA PSICOPATIA
La psicopatía infantil requiere de una atención especial, pues no se trata únicamente de problemas de comportamiento, sino de unos rasgos de personalidad que implican una falta de desarrollo afectivo normal (frialdad emocional, manipulación, falta de empatía, encanto superficial, falta de culpa, incapacidad para experimentar miedo…) que asociados a una falta de internalización de la norma, les hacen muy problemáticos para la sociedad.

De los psicópatas siempre se ha dicho que utilizan el encanto, la manipulación y la violencia para controlar a los demás y así satisfacer sus propias necesidades. Faltos de conciencia y sentimientos hacia los demás, toman con extraordinaria sangre fría sus acciones, violando las normas y expectativas sociales, sin el menor sentimiento de culpa o remordimiento.
Su maldad radica en la premeditación con que planean hacer daño a los demás. En el plano afectivo, se caracterizan por experimentar emociones lábiles y superficiales, por su falta de empatía, ansiedad y sentimientos genuinos de culpa y remordimientos, así como por su incapacidad para establecer vínculos duraderos con otras personas. A nivel interpersonal son arrogantes, egocéntricos, manipuladores, dominantes y enérgicos, en sus conductas irresponsables, impulsivos y buscadores de sensaciones, suelen transgredir con facilidad las normas sociales y se caracterizan por un estilo de vida socialmente inestable, que incluye comportamientos parasitarios y faltos de planificación.

Si estos son los rasgos de la psicopatía adulta ¿Que ocurre en la Psicopatía Infantil? ¿Cómo se caracteriza? ¿Cómo podemos tratarla?

Diferentes estudios con niños sobre temperamento falta de temerosidad y conciencia, indican que a los niños con características psicópaticas les fallan los precursores tempranos del desarrollo de la empatía, que implican el desarrollo afectivo normal, para detectar el malestar y el distrés en los otros. Este tipo de emociones que se conocen como emociones morales, autoconscientes o emociones sociales, se empiezan a desarrollar alrededor de los 18 meses, que es cuando el niño adquiere la autoconsciencia y las emociones como el bochorno, el orgullo, la culpa o la vergüenza. En el caso de los niños con características psicopáticas no tienen desarrolladas estas emociones y son incapaces de experimentarlas. No sienten la ansiedad característica que tiene cualquier niño en la etapa de socialización cuando va a transgredir una norma y surge el miedo a la represalias de los padres, lo que hace muy complicada su socialización.

Dentro del grupo tan grande y heterogéneo de niños con problemas de conducta, se diferencia por tener elevados niveles de comportamiento antisocial y desafiar constantemente la norma y a la autoridad, pero además por ser fríos, manipuladores, mentirosos, con dificultad para experimentar emociones, sobre todo asociadas al miedo.

Los estudios sobre la estabilidad psicopática muestran una gran estabilidad desde la adolescencia a la edad adulta, por lo que se debe comenzar a tratar antes.

Diferentes estudios han mostrado que la grandiosidad, la falta de empatía y de remordimientos, y el fallo para aceptar la responsabilidad de las transgresiones, que son típicas de la psicopatía, también se dan en los adolescentes. La capacidad de apreciar la reacción de los otros, como por ejemplo empatizar con la reacción emocional de los padres cuando transgreden una norma, requiere del desarrollo de habilidades, que se produce entre la adolescencia temprana y media. Es importante por tanto, diferenciar en esta etapa, cuando nos encontramos ante un problema de conducta propio de la etapa evolutiva, o cuando estamos ante un precursor del trastorno en la edad adulta.

Los niños que tienen problemas de conducta y además presentan patrones de comportamiento como falta de empatía, falta de culpa, de remordimientos y de insensibilidad hacia las emociones de los demás, con patrones de comportamiento antisocial más severos, estables en el tiempo y que minimizan las consecuencias que su agresión provoca en sus víctimas. No son intimidados por la posibilidad de recibir un castigo y desarrollan con mayor facilidad este patrón de conducta psicopática estable en el tiempo a la edad adulta.

Detectar este tipo de psicopatía a tiempo principalmente en la niñez y tratarla precozmente, aumenta las posibilidades de mejora en estos casos, pues se ha comprobado que en la edad adulta, las características de insensibilidad emocional hacen el tratamiento poco eficaz.