LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

lunes, 24 de agosto de 2015

EL SETPOINT EN LA PERDIDA DE PESO

Existen barreras fisiológicas y psicológicas al intentar perder peso y mantenerlo a largo plazo, la clave está en: cambiar el estilo de vida conductual, emocional y cognitivamente, marcando objetivos realistas.

El sobrepeso se alcanza cuando el índice de masa corporal (IMC) se sitúa entre 25 y 29.9 y la obesidad cuando el (IMC) es mayor a 30. Desde la salud existen múltiples evidencias que relacionan el incremento de IMC con el incremento de morbilidad (p.e. artrosis, diabetes, hipercolesterolemia o incremento del riesgo quirúrgico) y con el de morbilidad atribuible a todas las causas (p.e. cardiovascular o cáncer).

Según diferentes estudios el 62% de los Españoles mayores de 18 años tienen exceso de peso, pero no todas las personas que buscan ayuda para perder peso lo hacen por motivos de salud, sino que también lo hacen por la preocupación de una imagen corporal que la sociedad demanda y los medios de comunicación difunden. El la actualidad el IMC de 25 no es considerado estéticamente adecuado. Por lo que deberíamos plantearnos antes de iniciar cualquier dieta si verdaderamente, es algo necesario o no.

En los casos en los que es necesaria una pérdida de peso, hay que tener en cuenta que, existen unas barreras fisiológicas y psicológicas para perder peso y poder mantener esa perdida a largo plazo.

Al iniciar cualquier programa de pérdida de peso, el organismo pone en marcha una serie de frenos, que tratan de bloquear dicha reducción. Entre dichas barreras cabe destacar el efecto suelo de las dietas (sí una persona comienza a restringir el número de calorías que consume habitualmente, los primeros kilos se perderán rápidamente, sin embargo, al cabo de algunas semanas observará como, a pesar de mantener dicha restricción, pierde cada vez menos kilos hasta que ya no baja más.

El organismo del ser humano se comporta como si dispusiese de una barrera que es muy difícil de traspasar, lo que se ha denominado “setpoint o punto fijo”. Ahora bien este setpoint no es inamovible, de hecho a medida que se va ganando peso con los años se sitúa cada vez más arriba. Por el contrario sí se pierde peso y se mantiene dicha perdida de peso, el setpoint también puede situarse más abajo, pero son necesarios algunos años para su consolidación, algunos especialistas lo sitúan entorno a los seis años.

Esta homeostasis a la que tiende el cuerpo tiene una explicación fisiológica que se ha demostrado en diferentes experimentos que reflejan que; cuando los adipocitos comienzan a vaciarse dejan de fabricar leptina y esto incrementa la sensación de hambre. En sentido inverso, cuando los adipocitos se llenan la producción de leptina bloquea la sensación de hambre. Esto puede explicar la voracidad que sienten las personas cuando restringen significativamente su alimentación, como después de unos días de excesos, el organismo tiende a comer menos y volver a su peso normal.

Diferentes estudios de personas que acuden a consultas médicas para perder peso, han mostrado que; el 95% que pierden peso lo recuperan entre uno y cinco años más tarde.

Las personas restrictivas, es decir, aquellas que se encuentran atrapadas en un proceso continuo de dietas y que para regular su ingesta atienden más a creencias de lo que deben hacer, que a las sensaciones reales de hambre o saciedad, tienden a comer descontroladamente y darse atracones cuando violan la dieta o cuando están alteradas emocionalmente. La ruptura de la restricción lleva a la desinhibición alimentaria.

Sí las personas recuperan un peso igual o superior al que han perdido, tras una dieta hipocalórica, esto se debe, en gran medida, a los cambios que dicha dieta puede provocar en su comportamiento alimentario y que se traduce en una mayor sensibilidad y gusto por los alimentos, además de una mayor desinhibición alimentaria.

Deberíamos también considerar el hecho, de la cantidad de peso que somos capaces de perder. Muchas personas creen que se puede conseguir reducciones de más de un 10%-15% de modo permanente, aunque los datos parecen señalar que, en muchos casos no son así a largo plazo. Cuantos más fracasos previos se han tenido con las dietas hipocalóricas y cuanto mayor es el porcentaje de peso que se pierde y gana, mayor es la probabilidad de fracaso con una nueva dieta. De hecho se ha demostrado también que entro uno y dos tercios de los llamados dieters, re-ganan más peso del que perdieron, antes de comenzarla.

El IMC es el mejor índice por tanto, para establecer el peso de una persona en relación a su talla. Muchas personas no aceptan inicialmente esta idea y su pretensión suele ser tener el cuerpo que tenían en un momento particular de su vida. Se trata de una negativa a asumir que, su cuerpo ahora no es el que fue y que los cambios que puedan lograr, parten del tamaño actual del cuerpo.

¿Cuánto peso es adecuado perder para facilitar que no se vuelva a recuperar?. Para la mayor parte de las personas, reducciones entorno a un 5% son posibles y sostenibles a lo largo del tiempo y aunque puedan parecer limitadas respecto a los deseos personales, pueden ser muy beneficiosas en términos de salud.

No obstante, cada persona es diferente, por lo que no habría que prejuzgar dicha perdida pero sí, partir de la base anteriormente señala al intentar realizar cualquier dieta. Lo más prudente es comenzar con cambios alimentarios y del estilo de vida, hasta que vayan surgiendo efecto y la perdida de peso se vaya estabilizando.

Se trata por tanto, no sólo de realizar un cambio en la dieta, sino de promover el cambio en todos aquellos aspectos del estilo de vida, que contribuyen a perder peso y mantenerlo (alimentación, ejercicio, control emocional, cambios cognitivos y conductuales…)

El control de peso requiere la modificación de muchos hábitos, que definen un nuevo estilo de vida individual, aprovechando todos los recursos personales, familiares y sociales de la persona, que refuercen ese nuevo repertorio de conductas.

Estimular la práctica de actividades físicas moderadas, es importante porque, aunque no provoca una pérdida significativa de peso, sí se ha demostrado que es fundamental para no incrementarlo, además causa cierto cansancio físico que, a su vez, suele facilitar un mejor descanso e incrementar la calidad del sueño. La cantidad y calidad del sueño es también importante para el control del peso, porque se asocia con la correcta regulación de las sensaciones de hambre y saciedad.

La actividad física también modera el apetito, y sirve para controlar los estados emocionales de ansiedad y depresión, que pueden llevar a muchas personas a una ingesta de alimentos hipercalóricos, como una forma de calmar los nervios a corto plazo.

Se trata por tanto de un cambio de hábitos en todos los niveles (físico, mental, emocional..)  siendo necesario en muchos casos además del seguimiento médico, una terapia psicológica que ayude a conseguir un objetivo real y saludable a nivel físico, pero sobre todo conductual, emocional y cognitivo, que se mantenga en el tiempo.

sábado, 22 de agosto de 2015

ALTERACIONES DEL SUEÑO CONSECUENCIAS COGNITIVAS


Cuando se duerme mal las capacidades cognitivas son las primeras en verse repercutidas

A medida que nos hacemos mayores el patrón del sueño suele ir variando; se tiende a dormir menos y el tiempo de sueño profundo es menor, siendo más largas por tanto las fases de sueño ligero.

¿Qué ocurre cuando no se duerme bien? Cuando por la noche no se duerme lo suficiente o el sueño no es reparador por su mala calidad, además de estar soñoliento durante el día, se suele procesar más lentamente la información y nos cuesta más aprender cosas nuevas o mantener la atención, la memoria muestra fallos continuos y se vuelve difícil razonar y reflexionar de forma correcta. Este tipo de consecuencias en muchas ocasiones se atribuyen a la edad, cuando en ocasiones es consecuencia de alteraciones del sueño.

Es importante cuando esto ocurre reestructurar nuestro estilo de vida, asegurando un sueño suficiente y reparador, realizar ejercicio físico, llevar una adecuada alimentación y perseguir unos objetivos cotidianos asequibles, tendrán un efecto positivo en nuestra memoria y globalmente en nuestras capacidades mentales.

Si el problema persiste a pesar de intentar reestructurar nuestro estilo de vida, es cuando deberemos acudir a un especialista, para que nos ayude en el proceso proporcionándonos habilidades para conseguir que nuestro sueño sea reparador.

viernes, 21 de agosto de 2015

ESTRES TOXICO EN LA PRIMERA INFANCIA


El periodo prenatal y los primeros años de vida tiene una extraordinaria relevancia en la salud física y psicológica, a lo largo de toda la vida.

La salud física y psicológica de los primeros años de vida influye de forma extraordinaria no sólo en la infancia, sino a lo largo de todo el ciclo vital.

Hay numerosas evidencias empíricas de que en este período el ser humano es altamente vulnerable a los efectos negativos de determinadas experiencias adversas (lo que se denomina estrés tóxico), entre las que se podrían destacar entre otras:
-          La ansiedad materna prenatal
-          Situaciones de maltrato o negligencia en la temprana infancia

Investigaciones llevadas a cabo desde la neurobiología evolutiva, aportan claves importantes acerca de los mecanismos a través de los cuales, dichas experiencias afectan el proceso del desarrollo infantil provocando alteraciones y disfunciones en la arquitectura cerebral.

Dichas alteraciones tienden a ser persistentes e incrementan el riesgo de desórdenes y problemas físicos, cognitivos, sociales y emocionales, a lo largo de la infancia, adolescencia y madurez.

La evidencias apuntan la necesidad y relevancia social de desarrollar en determinados contextos y situaciones, programas preventivos de intervención temprana y en los casos en que ya no sea posible, iniciarse intervenciones rehabilitadoras tempranas que minimicen dichos efectos, estas deben ir dirigidas principalmente a los padres pero también a los niños rehabilitando y estimulando las áreas físicas, cognitivas, sociales y emocionales donde se necesite intervenir.

lunes, 10 de agosto de 2015

LA ALTERACIÓN DISLEXICA :MEMORIA, PERCEPCIÓN Y LENGUAJE


Las dificultad lectoescritura que comienza a aparecer en niños/as entre los 5 y 8 años categorizada como dislexia, es principalmente una dificultad de codificación de la entrada visual a códigos verbales y en ese proceso se ven implicados diferentes representaciones internas de forma característica como: pensamiento, memoria, percepción y procesamiento del lenguaje.

Las dificultades específicamente verbales que se encuentran en los niños/as con dislexia y que derivan en múltiples problemas de lectura y escritura, aparecen principalmente al abstraer y generalizar la información verbal en tareas tales como, la transferencia de información, esto se debe a un déficit en el lenguaje que dificulta la integración de visual a verbal, en la memoria a corto plazo.

En diferentes estudios se ha podido constatar que en los niños/as con dislexia no se aprecian dificultades en la memoria a largo plazo, ya que son capaces de aprender y recordar lo aprendido. Lo que si se detecta es una cierta debilidad en la memoria a corto plazo, particularmente la memoria serial y secuencial, además de en la descodificación verbal, por lo que suelen usar más los códigos de acceso visual que los verbales, principalmente en el procesamiento lector.

La importancia de las dificultades de procesamiento verbal que tienen los niños/as con estas características, son dificultades relacionadas con la traducción de la entrada visual a códigos verbales o de base auditiva, existiendo sólidas pruebas en diferentes estudios que indican una dificultad de codificación fonológica/fonética/ verbal en los niños/as disléxicos.

En cuanto a las funciones lingüísticas de orden superior donde influyen los factores sintácticos, semánticos y léxicos de lenguaje, en los niños o niñas disléxicos su rendimiento es inferior en el uso de la morfología estructural, además hacen poco uso de los rasgos suprasegmentarios como el tono, acento…pasando por alto importantes señales lingüísticas que a los demás nos ayudan a la comprensión del texto.

Es importante tener en cuenta lo indicado anteriormente para el diagnóstico y correcto tratamiento, ya que el aprendizaje de la lectoescritura es la base del aprendizaje general de otras materias e influye muy directamente en el correcto rendimiento escolar.