LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

martes, 28 de abril de 2015

LOS PROTAGONISTAS DEL BULLYING


El porcentaje de alumnado que manifiesta sufrir continuamente agresiones es del 3,1%, lo que correspondería a un alumno por cada grupo-clase. 

No se puede abordar un fenómeno tan complejo como el bullying, sin hacer un breve repaso del rol que desempeñan los alumnos, en una situación de maltrato entre iguales.

No se debe olvidar, que se trata de un fenómeno grupal en el cual cada alumno refuerza la conducta de los demás en su interacción. Al tratarse de procesos dinámicos, no se puede establecer un rol marcado y estable para cada participante, aunque sí se puede presentar el “circulo de bullying” útil para ilustrar los distintos roles en una situación aguda de acoso, pero que no deben utilizarse para etiquetar a determinados alumnos:

-          Agresor: empieza el bullying y toma parte activa. Suele ser físicamente fuerte, necesita dominar y sentirse superior, tiene fuerte temperamento, es impulsivo y con baja tolerancia a la frustración, desafiante con los adultos, con comportamientos antisociales…
-          Víctima: suele ser vulnerable psicológica y biológicamente, poco populares, con estrategias de afrontamiento inadecuadas (aislamiento, resignación), o bien alumnos con elevado éxito académico.
-          Seguidores: no empiezan el bullying pero toman parte activa.
-          Partidarios: no toman parte activa, pero muestran un apoyo abierto hacia el bullying.
-          Espectadores: no toman partido. Lo que sucede “no me incumbe, no va conmigo”
-          Posibles defensores: piensan que es necesario ayudar a la víctima, pero no lo hacen.
-          Defensores: no les gusta el bullying, ayudan a la víctima o lo intentan.

Las consecuencias que trae el acoso para los diferentes participantes serían:

-          Para el agresor: aprendizaje de la violencia como forma de obtener sus objetivos, reconocimiento social y estatus dentro del grupo y generalización de conductas violentas a otros ámbitos.
-          Para la víctima: dificultades y/o fracaso escolar, alto nivel de ansiedad, fobia escolar, baja autoestima, cuadros depresivos y autoimagen negativa.
-          Para los espectadores: aprendizaje negativo sobre cómo comportarse ante situaciones injustas, observación y refuerzo de modelos inadecuados de actuación y falta de sensibilidad ante el sufrimiento de otros.

La incidencia de bullying en el caso más favorable, el porcentaje de alumnado que manifiesta sufrir continuamente agresiones es del 3,1%, lo que correspondería a un alumno por cada grupo-clase.

De los datos de diversos estudios sobre bullying se extraen unas tendencias generales observadas en todos ellos, que indica:

-          El maltrato entre iguales o bullying se produce en todos los países donde se ha estudiado.
-          Se produce una mayor participación de los chicos, tanto en el rol de agresores como en el de las víctimas.
-          Las formas más usuales de abuso: en los chicos de forma directa, en las chicas de forma indirecta.
-          Se produce una mayor incidencia de acoso entre los 11 y los 14 años.
-          Los lugares donde se produce el abuso: en primaria en el patio del recreo y en secundaria aumenta la frecuencia en pasillos y aulas.
-          No existen diferencias significativas en cuanto a la tipología de centro, ni clase social de los alumnos.

sábado, 25 de abril de 2015

CONVERTIRME EN MI MISMO/A


La idea del ti mismo se forma a través de las experiencias personales, de las relaciones con los demás a lo largo de la vida y de nuestra propia valoración y percepción.

Pero ¿Qué es el autoconcepto y la autoestima?
El autoconcepto es la idea, pensamiento o percepción que una persona tiene de sí misma. Esa idea de ti mismo, se va forjando a través de tus experiencias en las relaciones con los demás a lo largo de tu vida.
La autoestima es la satisfacción personal, (sentimiento) con la manera de ser. Cuando una persona se siente satisfecha consigo misma, está contenta de cómo es, tiene alta autoestima. Cuando se siente insatisfecha, mira cómo es y no se gusta, tiene una baja autoestima.

¿Cómo se desarrolla la autoestima? La autoestima es fruto del aprendizaje y en su desarrollo influyen:

-          La valoración recibida: de nuestros padres u otras personas importantes para nosotros. Al sentirnos valorados por ellos aprendemos a valorarnos.
-          La valoración propia: según vamos creciendo debemos aprender menos de las valoraciones de los demás y nos habituamos a afirmarnos a nosotros mismos. Hemos de tratarnos con amor y humor. Si tenemos sentimientos positivos sobre nuestra valía personal, seguramente los demás nos valorarán también positivamente.
-          La valoración compartida: la persona auténtica, a medida que se va aceptando tal y como es, va aceptando a los demás tal y como son: diferentes y originales. La seguridad en uno mismo, no es sobrarse consigo mismo. Si propicias la autoestima de los demás, ayudándolas a conocer sus cualidades, generalmente recibirás lo mismo.
-           
Por tanto al contrario de lo que algunas veces se opina, la autoestima no es….:

-          Sinónimo de vanagloria y de engreimiento de los logros conseguidos.
-          Tampoco implica una descalificación de los demás: soy más fuerte, soy más guapo, soy más inteligente. Esas calificaciones son más bien un signo de debilidad: me siento tan poca cosa, que tengo que descalificar a los demás para sentir que soy alguien.
-          Tampoco consiste en tener contentos a los padres, amistades…; no es una carrera por ganar el aprecio de los demás, porque se basa en lo que uno es, independientemente de lo que piensen los demás. Por eso, el tener más poder, más dinero o más cultura, no significa tener mayor autoestima.

La autoestima ¿Para que vale?

-          La autoestima nos sirve para actuar con independencia: asumir la responsabilidad de conducirse a sí mismo. No necesita que nadie le controle, asume su propio control sobre sus pensamientos, sentimientos y conductas.
-          Tolerar bien la frustración: no teme equivocarse, se es capaz de aceptar los fracasos y los problemas que sobrevienen, y no cesa en el intento hasta que consigue lo que quiere.
-          Expresa sus emociones y sentimientos de forma adecuada: es capaz de expresar lo que siente sin dañar al que tiene enfrente, sabe respetarse a sí mismo y respetar a los demás. Por lo que es muy valorado.
-          Asume sus responsabilidades: a la larga sólo es constante y responsable el que tiene confianza en sí mismo, el que cree en su aptitud.
-          Aprende más y mejor: tiene expectativas positivas sobre sus resultados, y por tanto, no tiene dificultad para afrontar nuevos retos con entusiasmo, disfrutando de los logros conseguidos.

¿Cómo podemos mejorar la autoestima?

-          Para gustarte empieza aceptándote tal y como eres: debes potenciar tus cualidades y mejorar tus puntos débiles.
-          Aprende a hablar de ti en positivo: reconocer los valores que posees ayuda a sentirse y relacionarse mejor.
-          Convierte tus pensamientos negativos en positivos: si me es fuerzo es seguro que todo saldrá bien, si no pruebo nunca sabré si puedo o no puedo.
-          Cuida de tu bienestar físico, psíquico, intelectual y emocional, aprende a disfrutar de las pequeñas cosas, que te ocurren a diario.
-          Piensa en las cualidades y aspectos positivos que creas que tienes.
-          Haz un esfuerzo para tener una relación sincera con los demás. Expresa clara y abiertamente tus opiniones, pero de manera apropiada, sin ofender al que tenemos enfrente, la persona auténtica inspira confianza. Seguramente porque es transparente, sin dobles intenciones.
-          Elimina de tu mente los errores de pensamiento como:
o       Generalizar y exagerar, impidiendo ser realistas, estos pensamientos son exageraciones que debemos saber relativizar.
o       Sacar conclusiones imaginarias: comprobar que es lo que verdaderamente pasó, evitará sufrimientos inútiles.
o       Pensamientos de todo o nada: ya que todos tenemos un poco de todo.
o       Pensamientos personalizados: suponer que todo lo que ocurre en el ambiente está relacionado contigo y comprarse negativamente con los demás.

domingo, 12 de abril de 2015

BULLYING O MALTRATO ENTRE IGUALES


EL bullying o maltrato entre iguales, es una conducta de persecución física y/o psicológica que se realiza contra otro, al que se escoge como víctima de repetidos ataques.

Este tipo de acción no es en absoluto trivial ni causal, sino negativa e intencionada, y sitúa a la víctima en una posición, de la que difícilmente puede escapar por sus propios medios.

La continuidad de estas acciones, provoca en la víctima efectos claramente negativos: descenso de la autoestima, estados de ansiedad e incluso cuadros depresivos, lo que dificulta su integración en cualquier medio donde se produzca, como el escolar y el desarrollo normal de los aprendizajes o conductas.

Este tipo de violencia suele manifestarse bajo la superficie de las relaciones observables en la escuela, oculta casi siempre a los adultos, pero bien conocida por los alumnos. Es difícil de identificar y por tanto, también de eliminar. Estos comportamientos, que no son nuevos, se dan de manera más o menos grave en todos los centros educativos y en todos los contextos socioculturales.

El objetivo de la práctica del acoso, ya sea o no escolar es intimidar, reducir, someter, amilanar, amedrentar y consumir, emocional e intelectualmente a la víctima, con vistas a obtener algún resultado favorable  para quienes acosan, que no es otro que satisfacer una necesidad imperiosa de dominar, someter, agredir y destruir a los demás. En ocasiones, el niño que desarrolla conductas de hostigamiento hacia otros, busca mediante “ensayo-error”, obtener el reconocimiento y la atención de los que carece, llegando a aprender un modelo de relación basado en la exclusión y el menosprecio de otros, y que puede mantenerse hasta que es adulto, como forma de comportamiento usual en cualquiera de los contextos en los que participe. Con mucha frecuencia, el niño o niña que acosa a otro compañero, suele estar rodeado muy rápidamente de un grupo de acosadores, que se suman de manera unánime y gregaria al comportamiento de hostigamiento contra la víctima. La violencia encuentra una forma de canalizarse socialmente, materializándose en un mecanismo conocido de regulación de grupos en crisis: el mecanismo del chivo espiatorio.

De lo anteriormente comentado cabe destacar tres elementos:

-          Estabilidad temporal: se trata de acciones repetidas y continuadas en el tiempo, que pueden durar incluso años.
-          Indefensión de la victima: se encuentra en una situación de la que difícilmente puede escapar, por sus propios medios.
-          Intencionalidad de las acciones: el agresor es consciente de sus actos, a pesar de que en algunos casos, no valore suficientemente la gravedad de las consecuencias.

Los tipos de acoso escolar y/o social son:

-          Maltrato físico directo: dar empujones, pegar, amenazar con armas, coaccionar
-          Maltrato físico indirecto: robar objetos de uno, romper objetos de uno, esconder objetos de uno.
-          Maltrato verbal directo: insultar, burlarse, poner motes.
-          Maltrato verbal indirecto: hablar mal de uno, difundir falsos rumores.
-          Exclusión social directa: excluir del grupo, no dejar participar.
-          Exclusión social indirecta: ignorar

En las formas directas, el presunto agresor da la cara y se manifiesta abiertamente; por el contrario, en las indirectas, suele permanecer en el anonimato. Esta situación puede desestabilizar profundamente y causar un grave daño en la autoestima de la victima, que es posible que desarrolle atribuciones de autoinculpación.

El maltrato entre iguales es un fenómeno social por naturaleza y no se puede disociar del entorno donde se produce. Las historias de violencia suelen ser historias largas, en las que el abuso se va instalando de forma insidiosa a través de comportamientos y actitudes que se aceptan como normales, por ser habituales.

En un principio, el agresor puede no tener un problema de violencia en sentido estricto, aunque sí de una carencia de competencias cívicas y dialógicas básicas, y de no saber cómo afrontar las relaciones y la interacción con los demás. Una vez instalado se intensifica y crece. El grupo puede aumentar o reducir la importancia de estos procesos, vinculados al analfabetismo emocional y al deterioro moral.