LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

lunes, 24 de noviembre de 2014

ALTERACION EN LA ESCRITURA Y MADURACIÓN


La disgrafía es un trastorno de la escritura que puede afectar a la forma y/o al significado de las palabras y que en muchas ocasiones se considera una alteración de carácter funcional, asociada a factores madurativos.

La disgrafía es una alteración de la facultad de escribir que afecta a la calidad de los trazos o grafismos y que se produce sin que exista lesión neurológica, ni déficit intelectual, ni falta de estimulación socioambiental o educativa adecuadas.

Las causas que la originan son de carácter madurativo principalmente:

-          Trastornos de lateralidad, que se manifiestan en lateralidad cruzada, ambidextrismo o zurdería contrariada. El 8 o 9% de los niños que la sufren son zurdos y tan sólo un 1 o2 % ambidextros. Conviene señalar que la zurdera por sí misma no produce dificultades en la escritura y sí una instrucción no adecuada a las características de estos niños (ciertos métodos impuestos que les obligan a utilizar la mano derecha, pueden producir cuadros que originan alteraciones de aprendizaje e inversiones en la escritura de letras, desorientación espacial y confusiones direccionales).
-          Trastornos de psicomotricidad, en los que se pueden distinguir dos grupos: la escritura de los niños/as que son inestables e hipercinéticos (escritura irregular en su dimensión, con trazos imprecisos, rápida y con presión elevada) y la escritura de los niños/as con motricidad débil y perturbaciones ligeras del equilibrio y de la organización cinético-tónica (escritura de trazado grande, lenta, con presión débil y con grafismo roto).
-          Trastornos del esquema corporal, que se manifiesta con una escritura lenta y fatigosa, producida por una postura corporal inadecuada para escribir, o para coger el lápiz.
-          Trastornos en el campo perceptivo-motriz, que se manifiesta en giros y en inversiones de grafemas simétricos. Se pueden citar trastornos en la discriminación visual de las características de letras, palabras, números y otros signos gráficos, la retroalimentación visual lenta, que puede ser un factor que se relaciona con la disgrafía, al haber una demora en el acto de escribir. Además también puede presentarse por una dificultad de percibir las relaciones espaciales, que incluye dificultad en la discriminación derecha e izquierda, dando lugar a inversiones y rotaciones entre otros síntomas.
-          Trastornos en la estructura y orientación espacial. Este trastorno provoca dificultades en la dirección y distribución del texto en la página.

Siempre que se evidencie cierta dificultad en la escritura, es conveniente acudir a un especialista con el fin de que el niño/a pueda ser valorado y orientado hacia una terapia psicopedagógica adecuada que le permita superar la dificultad, para que no afecte a su futuro desarrollo escolar.

domingo, 16 de noviembre de 2014

VARIEDADES DE DISLEXIA

El diagnóstico de una dislexia es algo difícil y complejo. El proceso de diagnóstico debe realizarse mediante una exploración médica, psicológica y pedagógica.

Cuando se realiza una exploración desde el punto de vista médico ante cualquier problema de lenguaje, se trata de descubrir o descartar posibles trastornos neurológicos y/o sensoriales que puedan estar implicados.

A nivel psicopedagógico las áreas que generalmente se evalúan son: la motricidad, percepción auditiva y visual, psicomotricidad, la capacidad cognitiva, el lenguaje, el funcionamiento psicolingüístico y el desarrollo emocional. En la exploración también se analiza el nivel actitudinal, la personalidad del niño/a y se valora su nivel de madurez lectoescritor.

En este tipo de valoraciones realizadas por el especialista y una vez descartados cualquier problema neurológico o físico, el diagnóstico psicopedagógico puede dar lugar en algunos casos a caracterizar el problema de dislexia.

La dislexia no se caracteriza como tal antes de los 7 años, anterior a esa edad puede haber evidencias en el lenguaje y/o escritura que se deberán tratar con el fin de prevenirla.

Una vez caracterizado el problema como de dislexia, podemos encontrar diferentes variedades o grupos, uno de ellos es el formado por la dislexia audiolingüistica o la dislexia visoespacial. El primer tipo de dislexia tiene su origen en perturbaciones auditivofonológicas y la segunda en perturbaciones visoespaciales, incluyéndose ambas dentro de las dislexias del desarrollo.

-          La dislexia audiolingüistica; se caracteriza por problemas en el lenguaje oral (dislalias) y para denominar objetos (anomia) y suelen conllevar frecuentes y graves errores en la lectoescritura. Estos niños/as tiene un CI manipulativo más alto que el verbal.
-          La dislexia visoespacial; los síntomas de los niños/as que padecen esta alteración son dificultades en el reconocimiento y en la orientación izquierda- derecha, dificultad para reconocer objetos a través del tacto (agnosia digital) y mala calidad de la escritura (disgrafía). Estos niños/as suelen tener un CI verbal más alto que el manipulativo.

Analizando como se desarrolla el procesamiento de la información en este déficit, podemos encontrarnos con el grupo de dislexias denominadas: fonológica, morfémica y visual analítica.

-          La dislexia fonológica tiene su origen en algún problema, en el nivel lingüístico fonológico. A estos niños/as les cuesta entender el significado de las palabras, porque tienen dificultades para representar mentalmente, la imagen sonora de los grafemas.
-          La dislexia morfémica tiene su origen en una perturbación primaria en el procesador visual o grafémico, que produce deformaciones en las palabras, tanto en lectura como en escritura. Los niños/as con este trastorno suelen repetir las sílabas.
-          La dislexia visual analítica, tiene su origen en problemas del procesador visual que ralentizan sus funciones. Los niños/as que la padecen cometen errores de inversión y adición.

Las causas de la dislexia es un conjunto complejo de factores personales, estructurales y metodológicos, que incide directa o indirectamente en le proceso de enseñanza y aprendizaje. Pudiendo estar causada por problemas en el desarrollo de las aptitudes mentales, sobre todo en el factor verbal, memoria, atención u orientación espacial, aunque en algunos casos pueda considerarse a esta dificultad producida por una disfunción cerebral mínima o retraso madurativo en el desarrollo funcional, sin descartar el factor genético de antecedentes familiares, que puede también predisponer a que se desarrolle este déficit.

sábado, 15 de noviembre de 2014

AUTORIDAD O PODER

La autoridad en cualquier organización se adquiere legítimamente, el poder es una relación en la que se impone la voluntad a pesar de cualquier resistencia. ¿Cuál es más eficaz y efectivo, generando beneficios a la organización?

El poder constituye un elemento intrínseco en la organización y se manifiesta a través de la capacidad relacional que permite a un individuo o a un grupo imponer su voluntad, unas conductas o unos comportamientos u otros. ¿Es esto efectivo y eficaz en una empresa? Y lo que es más importante ¿Es sostenible a largo plazo? ¿Le proporciona a la empresa beneficios?

Cuando hablamos de poder nos referimos a cualquier relación, en la que un miembro de la organización impone su voluntad a pesar de cualquier resistencia, lo que supone la utilización de fuerza física, moral o sociocultural, e implica coacción de unas personas o grupos sobre el resto.

La autoridad en  cambio es una forma de poder que no supone coacción y resulta necesaria para el funcionamiento de cualquier organización, por muy simple que sea. Esta se fundamenta en la creencia de su legitimidad y es otorgada por quien obedece o se somete.

Por lo tanto la autoridad, sin la realización de coacción a larga proporciona a la empresa más y mejores resultados, mientras que el poder puede variar o modificarse con cualquier cambio organizacional, produciendo sólo en la organización un cambio superficial y temporal, pero no profundo y duradero.

No obstante el poder en la organización se ejerce de forma sistemática, pudiendo estar sustentado por la jerarquía y el puesto ocupado en la organización (no necesariamente de alto cargo), aunque principalmente son otros factores los que más influyen en este tipo de conducta, relacionados con características de tipo personal, social y cultural, que se deben tener en cuenta a la hora de realizar selección en una posible candidatura.

Pero ¿Cómo ejercen este tipo de personas el poder en una organización? ¿Le supone a la empresa perdida de beneficios a la larga?

El poder se ejerce mediante la utilización de una serie de recursos, que pueden ser de cuatro tipos: de carácter físico, de carácter material, de carácter emocional y de carácter simbólico.

Los cuatro ejercen un poder de coacción sobre sus miembros, al imponerse sobre ellos por medio de distintas claves, corporales, retributivas, afectivas o normativo-morales.

Normalmente las empresas utilizan los cuatro tipos de recursos a la vez, aunque de forma desigual, predominando alguno de ellos.

Las organizaciones en las que prevalecen los recursos físicos, suelen ser jerarquizadas y estructuradas. El comportamiento de sus miembros suele estar sometido a normas muy rígidas. Los recursos materiales prevalecen en organizaciones de carácter económico, mientras que los emocionales están más vinculados a clanes familiares y por último los recursos simbólicos, más propios de instituciones en las que el ritual y las formas tienen importancia en sí mismas.

Además de este tipo de recursos, en la sociedad de hoy en día, el conocimiento y la información constituyen un elemento más determinante de poder. Se trata de un poder basado en la división racional del trabajo, que genera la necesidad de un experto, técnico o profesional, que conoce el funcionamiento de la actividad y por ello se sitúa en un status superior al resto de miembros de una organización.

El control de las organizaciones, por parte del poder, se mantiene no tanto por la centralización de las decisiones, sino, principalmente, por el establecimiento de normativas, reglas y procedimientos a través de los cuales se regula el funcionamiento y las relaciones de las organizaciones, tanto a nivel interior como exterior.

 La propia cultura de la empresa facilita que se den este tipo de relaciones de poder, que a la larga no producen los beneficios deseados, pues sólo conducen a un cambio superficial y temporal no sostenible a largo plazo. Para que una empresa prospere y se desarrolle, los cambios deben ser siempre profundos (que el propio personal y sistema los acepte) y  basados en la referencia siempre, de las necesidades externas cambiantes.

La autoridad está para coordinar y aunar fuerzas, el poder no coordina y aúna fuerzas sólo debilita y desmotiva.

Pero ¿Como podemos modificar en una empresa estas pautas de poder, a priori dañinas para su futuro desarrollo?.La modificación de las pautas de poder depende fundamentalmente de cuatro factores:

-      El contexto en el que se encuentra la organización. Este puede     experimentar transformaciones importantes con el paso del tiempo, modificando por ello, la estructura interna y las relaciones de poder de las mismas.
-          Nuevas formas de división del trabajo y de diferenciación social.
-          Expansión de la interdependencia.
-          Influencias políticas, sociales, económicas, culturales, tecnológicas dentro o fuera de la organización.

Estos factores deben tenerse en cuenta siempre que deseamos producir un cambio en la organización a nivel interno, principalmente en las relaciones de poder, lo que a su vez genera un cambio en el clima y cultura de la propia organización.

domingo, 9 de noviembre de 2014

DIVORCIO: TENSIÓN Y DEPRESIÓN


Las vivencias en la niñez con situaciones de tensión como en el divorcio, pueden llevar a la depresión, determinando el modo en el que los niños/as conciben las causas de los eventos vitales y aprendiendo estilos de pensamiento autoderrotistas.

La probabilidad de sufrir depresiones parece incrementarse cuando se experimentan tensiones tempranas devastadoras y se aprenden estilos de pensamiento autoderrotistas. A nivel conductual la depresión se presenta cuando en determinadas situaciones, los reforzadores acostumbrados, se retiran de manera repentina.

Las personas responden ante las pérdidas por medio de tristeza y disminución del ritmo. Los esfuerzos sin ganas tienen pocas probabilidades de producir resultados agradables, perpetuando la melancolía e incrementando las posibilidades de que se haga menos todavía.

Después de frustraciones y fracasos repetidos, los niños/as pueden llegar a creer que los esfuerzos son inútiles. Al considerarse impotentes ante la situación, se sentirán inadecuados cuando se enfrenten a tensiones que se presenten y la depresión sustituirá a la ansiedad.

Se piensa que las vivencias tempranas con impotencia, alteran los esfuerzos subsecuentes para enfrentar situaciones y determinan el modo en que concebirán las causas de los eventos vitales, que se presenten posteriormente.

Cuando se atribuyen las dificultades que se presentan a motivos internos, estables y globales, existen más posibilidades de percibirse a sí mismo impotente y desolado, que si se atribuyen los problemas a causas externas, temporales o específicas de un determinado momento o situación.

Diversos estudios han podido constatar que, el divorcio causa un dolor intenso en la mayoría de las personas implicadas y el malestar suele empeorar de manera notable, antes de desvanecerse en un tiempo prolongado.

El divorcio crea tensión y pobreza en un solo golpe, justo después los hijos y los padres se sienten solitarios, deprimidos, enajenados y se consideran incompetentes.

Las madres pueden sentirse atrapadas por los niños y los padres marginados de la vida familiar.

Puede llevar dos años y medio o más para que los adultos recuperen la estabilidad después del divorcio, pudiendo influir notablemente en los sentimientos y comportamiento de los hijos.

En este periodo, tanto hijos como padres pueden atormentarse debido a las causas de la ruptura, lo que  lleva en muchos casos a solicitar ayuda profesional.

Diferentes estudios han mostrado que, incluso cinco años después del divorcio sólo el 50% de los afectados pueden funcionar a un nivel mínimo de salud psicológica, lo que respalda la idea de  recibir terapia, en el transcurso del proceso para adquirir las herramientas emocionales y cognitivo-conductuales adecuadas, que permitan a los miembros de la familia, superar la situación con éxito.

domingo, 2 de noviembre de 2014

APRENDIZAJE Y FUNCIONES EJECUTIVAS EN LA INFANCIA


Las funciones ejecutivas han demostrado desarrollarse con mayor rapidez en la etapa de escolarización obligatoria, e influyen muy directamente, en diversos problemas de aprendizaje, trastornos de conducta, TDAH, trastornos de déficit de atención o trastornos del espectro autista entre otros.

Las funciones ejecutivas hacen referencia a procesos tan variados como; el establecimiento de metas, la formulación de hipótesis, la planificación, la focalización y el mantenimiento de la atención, la generación de estrategias, la monitorización de la conducta, la capacidad de resolución de problemas, la flexibilidad cognitiva, la memoria de trabajo, la inhibición de respuestas o el control de las emociones.

Estas funciones implican por lo tanto, componentes de naturaleza cognitiva y emocional y tienen un papel fundamental en la regulación de la conducta orientada a un objetivo.

Estas características, hacen que las funciones ejecutivas sean vistas como componentes de carácter supraordinal, apoyados en diversos estudios neuroanatómicos que así lo demuestran. Estos trabajos indican, la existencia de una organización jerárquica de la corteza cerebral, donde las áreas prefrontales jugarían un papel esencial, a la hora de integrar y dar respuesta a la información procedente del exterior.

De este modo, se han propuesto las áreas prefrontales del cerebro como la base neurológica de las funciones ejecutivas. Esta relación ha sido confirmada por estudios con poblaciones infantiles con daño cerebral, que han permitido asociar daños en esta zona con ciertos déficits ejecutivos como: desatención, dificultad para la solución de problemas, disminución de la flexibilidad cognitiva, dificultades en el control de los impulsos y las emociones o dificultades de planificación.

Esta zona se caracteriza por su dinamismo y flexibilidad, por lo que las funciones desempeñadas por estas áreas, dependen también de otras regiones del cerebro como; las zonas corticales posteriores y otras estructuras límbicas y basales.

Las funciones ejecutivas además, parecen desarrollarse de forma progresiva pero asimétrica a diferentes ritmos, señalando otros estudios diferentes fases en su desarrollo:

-          El intervalo comprendido entre los 6 y 8 años, supone un período en el que las capacidades de planificación y organización se desarrollan más rápidamente. Si bien no alcanzan niveles óptimos hasta edades más tardías. En este periodo van apareciendo conductas estratégicas más organizadas y eficientes.

-          Entre los 12 y los 14 años de edad se desarrolla el control inhibitorio.


-          Mientras que otras funciones como la flexibilidad cognitiva, la memoria de trabajo o la resolución de problemas complejos, siguen desarrollándose hasta el periodo comprendido entre los 15 y los 19 años.

No obstante, son numerosos los estudios que indican que estos componentes, no maduran completamente hasta llegar a la edad adulta.

Los periodos donde las funciones ejecutivas han demostrado desarrollarse con mayor rapidez, coinciden con las etapas de escolarización obligatoria, por lo que evaluar estos aspectos, en relación con la aparición de ciertas dificultades de aprendizaje o de adaptación en estas etapas, es de especial interés, así como tenerlo en cuenta a la hora de su intervención.

El funcionamiento de las funciones ejecutivas, juega un papel fundamental en la conducta de niños y adolescentes, en el aprendizaje y desarrollo académico o en las relaciones familiares y sociales. Es necesario por tanto evaluarlos y tratarlos, como parte fundamental en diversas terapias con niños y adolescentes, pues los posibles déficits en las funciones ejecutivas, pueden condicionar el funcionamiento diario en la etapa infantil o en la adolescencia, en contextos significativos para su futuro desarrollo.