LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

domingo, 12 de abril de 2015

BULLYING O MALTRATO ENTRE IGUALES


EL bullying o maltrato entre iguales, es una conducta de persecución física y/o psicológica que se realiza contra otro, al que se escoge como víctima de repetidos ataques.

Este tipo de acción no es en absoluto trivial ni causal, sino negativa e intencionada, y sitúa a la víctima en una posición, de la que difícilmente puede escapar por sus propios medios.

La continuidad de estas acciones, provoca en la víctima efectos claramente negativos: descenso de la autoestima, estados de ansiedad e incluso cuadros depresivos, lo que dificulta su integración en cualquier medio donde se produzca, como el escolar y el desarrollo normal de los aprendizajes o conductas.

Este tipo de violencia suele manifestarse bajo la superficie de las relaciones observables en la escuela, oculta casi siempre a los adultos, pero bien conocida por los alumnos. Es difícil de identificar y por tanto, también de eliminar. Estos comportamientos, que no son nuevos, se dan de manera más o menos grave en todos los centros educativos y en todos los contextos socioculturales.

El objetivo de la práctica del acoso, ya sea o no escolar es intimidar, reducir, someter, amilanar, amedrentar y consumir, emocional e intelectualmente a la víctima, con vistas a obtener algún resultado favorable  para quienes acosan, que no es otro que satisfacer una necesidad imperiosa de dominar, someter, agredir y destruir a los demás. En ocasiones, el niño que desarrolla conductas de hostigamiento hacia otros, busca mediante “ensayo-error”, obtener el reconocimiento y la atención de los que carece, llegando a aprender un modelo de relación basado en la exclusión y el menosprecio de otros, y que puede mantenerse hasta que es adulto, como forma de comportamiento usual en cualquiera de los contextos en los que participe. Con mucha frecuencia, el niño o niña que acosa a otro compañero, suele estar rodeado muy rápidamente de un grupo de acosadores, que se suman de manera unánime y gregaria al comportamiento de hostigamiento contra la víctima. La violencia encuentra una forma de canalizarse socialmente, materializándose en un mecanismo conocido de regulación de grupos en crisis: el mecanismo del chivo espiatorio.

De lo anteriormente comentado cabe destacar tres elementos:

-          Estabilidad temporal: se trata de acciones repetidas y continuadas en el tiempo, que pueden durar incluso años.
-          Indefensión de la victima: se encuentra en una situación de la que difícilmente puede escapar, por sus propios medios.
-          Intencionalidad de las acciones: el agresor es consciente de sus actos, a pesar de que en algunos casos, no valore suficientemente la gravedad de las consecuencias.

Los tipos de acoso escolar y/o social son:

-          Maltrato físico directo: dar empujones, pegar, amenazar con armas, coaccionar
-          Maltrato físico indirecto: robar objetos de uno, romper objetos de uno, esconder objetos de uno.
-          Maltrato verbal directo: insultar, burlarse, poner motes.
-          Maltrato verbal indirecto: hablar mal de uno, difundir falsos rumores.
-          Exclusión social directa: excluir del grupo, no dejar participar.
-          Exclusión social indirecta: ignorar

En las formas directas, el presunto agresor da la cara y se manifiesta abiertamente; por el contrario, en las indirectas, suele permanecer en el anonimato. Esta situación puede desestabilizar profundamente y causar un grave daño en la autoestima de la victima, que es posible que desarrolle atribuciones de autoinculpación.

El maltrato entre iguales es un fenómeno social por naturaleza y no se puede disociar del entorno donde se produce. Las historias de violencia suelen ser historias largas, en las que el abuso se va instalando de forma insidiosa a través de comportamientos y actitudes que se aceptan como normales, por ser habituales.

En un principio, el agresor puede no tener un problema de violencia en sentido estricto, aunque sí de una carencia de competencias cívicas y dialógicas básicas, y de no saber cómo afrontar las relaciones y la interacción con los demás. Una vez instalado se intensifica y crece. El grupo puede aumentar o reducir la importancia de estos procesos, vinculados al analfabetismo emocional y al deterioro moral.

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