El periodo prenatal y los primeros años de vida tiene una extraordinaria relevancia en la salud física y psicológica, a lo largo de toda la vida.
La salud física y psicológica de los primeros años de vida influye de forma extraordinaria no sólo en la infancia, sino a lo largo de todo el ciclo vital.
Hay numerosas evidencias empíricas de que en este período el ser humano es altamente vulnerable a los efectos negativos de determinadas experiencias adversas (lo que se denomina estrés tóxico), entre las que se podrían destacar entre otras:
- La ansiedad materna prenatal
- Situaciones de maltrato o negligencia en la temprana infancia
Investigaciones llevadas a cabo desde la neurobiología evolutiva, aportan claves importantes acerca de los mecanismos a través de los cuales, dichas experiencias afectan el proceso del desarrollo infantil provocando alteraciones y disfunciones en la arquitectura cerebral.
Dichas alteraciones tienden a ser persistentes e incrementan el riesgo de desórdenes y problemas físicos, cognitivos, sociales y emocionales, a lo largo de la infancia, adolescencia y madurez.
La evidencias apuntan la necesidad y relevancia social de desarrollar en determinados contextos y situaciones, programas preventivos de intervención temprana y en los casos en que ya no sea posible, iniciarse intervenciones rehabilitadoras tempranas que minimicen dichos efectos, estas deben ir dirigidas principalmente a los padres pero también a los niños rehabilitando y estimulando las áreas físicas, cognitivas, sociales y emocionales donde se necesite intervenir.
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