LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

sábado, 28 de marzo de 2015

DIVORCIO NIÑOS Y HOGAR MONOPARENTAL



Los niños/as tras una ruptura de la unidad familiar, pasan por un período de ajuste que puede dar lugar a conductas desadaptativas, principalmente si el proceso de separación ha sido traumático.

Entre los miembros de una familia se generan lazos de afecto y cariño que tienen una gran relevancia en los primeros años de vida. Técnicamente estos lazos de comunicación afectiva se conocen con el nombre de apego y su función socializadora está enteramente probada. Pero además, en el seno de una familia se producen funciones de legislación o normas, que regulan las relaciones entre sus componentes y que guían la conducta de cada uno de ellos y de su comunicación, destinada a establecer pautas afectivas y legislativas.

Es obvio que los excesos o defectos en cualquiera de estos elementos provocan disfunciones en el grupo familiar que, en el caso de los niños/as se manifiesta como distorsiones comportamentales. De hecho, uno de los indicadores de que algo va mal en una familia, es la aparición en los niños/as de conductas desadaptadas.

Los niños/as tras la ruptura de la unidad familiar pasan por un período de ajuste que puede dar lugar a conductas desadaptativas, pudiendo alcanzar la normalización posterior siempre y cuando el proceso de separación de los padres, no haya sido demasiado traumático.

En los casos en que el divorcio ha sido complicado y vivido agresivamente por el niño, los estudios muestran que pueden tener bajos rendimientos académicos, problemas conductuales, aislamiento social, baja autoestima y menor motivación de logro, que influye en su posterior desarrollo, incluso en la edad adulta.

No obstante todas estas complicaciones están moduladas por un elevado número de elementos que deben ser tratados; la relación de los niños/as con el progenitor custodio, la relación con el no custodio, la compensación del entorno social y la familia extensa, ascensos o descensos en el nivel económico, conflictos postdivorcio entre los progenitores etc..

Diversos estudios recientes informan que existe un mayor número de problemas conductuales entre los niños/as que proceden de los hogares monoparenterales, ya que inciden muchos factores que pueden hacer que se derive en lo indicado: problemas económicos, más desgaste del progenitor único en el cuidado de los hijos, falta en la mayoría de los casos de una autoridad paterna, escaso apoyo social y familiar.

Son diversos por tanto los factores que inciden en que se produzca una ruptura familiar y de ellos depende el posterior desarrollo de sus miembros y la reacción cognitiva, emocional y conductual, principalmente los niños/as que en estos casos son más sensibles al cambio y la forma en la que este se da, no teniendo la capacidad suficiente para asimilar los cambios en la forma en que estos se producen.

En la mayoría de los casos, es aconsejable buscar el apoyo de un especialista en psicología infantil, principalmente en aquellos casos en que el niño/a muestre conductas o estados emocionales, fuera de su patrón normal de comportamiento.

El apoyo psicológico le ayudará a sobrellevar esta situación, de la mejor forma posible y a comprender, analizar y asimilar este proceso y sus futuras consecuencias, con el fin de conseguir que el niño/a se adapte lo mejor posible a los cambios y los asimile sin que afecte o altere el posterior desarrollo de su autoestima, estado psicológico general, cognitivo, emocional, conductual o incluso físico y social.

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