LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

sábado, 15 de diciembre de 2012

LA DISFEMIA O TARTAMUDEZ EN LA INFANCIA



¿Porque algunos niños tartamudean cuando estan todavía en proceso de desarrollo su lenguaje? ¿Si un niño/a tartamudea, quiere decir que lo hará siempre? ¿Influye la edad a la que comience a tartamudear para el pronóstico del problema? o ¿Influyen además otros factores? ¿Como debemos actuar padres y profesores en estos casos?
Estas son algunas de las preguntas que se hacen los padres, que se enfrentan ante esta problematica con sus hijos. Para poder responderlas necesitamos primero conocer que es la disfemia y que características tiene, nos ayudará a tratarla de forma adecuada según las particularidades que presente.
El tartamudeo es un trastorno en la fluidez normal y estructuración temporal del habla. Se caracteriza por repeticiones o prolongaciones de sonidos o sílabas, fragmentación de palabras, circunloquios, bloqueo adudible o silencioso y repetición de monosílabos.
La intensidad del trastorno puede variar en función de la situación, siendo más grave cuando existe una presión especial al comunicarse.
El tartamudeo no se produce durante la lectura oral, cantando o hablando a objetos inanimados.
Puede acompañarse de movimientos como parpadeos, tics o temblores.
La ansiedad incrementa el tartamudeo y suele asociarse con déficits de autoestima y/o frustración.
Este trastorno se inicia entre los dos y los siete años. En el 98% de los casos antes de los diez años. Algunos se recuperan de forma espontanea habitualmente antes de los dieciseis años.
En función de la duración del trastorno podemos distinguir varios tipos de disfemia:
-Disfemia evolutiva: aparece entre los tres y cinco años remitiendo a los pocos meses, es por tanto un trastorno temporal en el desarrollo evolutivo del lenguaje del niño.
-Disfemia benigna: se inicia ente los cinco y los siete años y dura dos-tres años.
-Disfemia persistente: comienza a los siete-ocho años y se cronifica con el paso del tiempo.
Son varios los modelos que explican la disfemia. Entre ellos el psicolingüistico es el más aceptado, este modelo sostiene que: el lenguaje disfémico en nivel comprensivo y de vocabulario conlleva un retraso aproximado de seis meses en el habla, se repiten más las conjuciones y pronombres al inicio de las frases.
Tiene también la característica de ser más interrumpido por los adultos en su discurso, lo que acrecienta el desconcierto, tensión, bloqueo y espasmos del niño y/o adolescente.
La disfemia hay que diferenciarla del farfulleo (alteración en la fluidez del habla caracterizado por  rapidez en la emisión de palabras, articulación desordenada y ausencia de claridad en el mensaje verbal) y de la taquifemia (caracterizada por un habla excesivamente rápida y poco intelibible, ritmo defectuoso y atropellado, monotonía de la voz y omisión de vocablos).
¿Pero como se interviene en la disfemia? ¿Como debemos actuar los padres en estos casos?
En los casos en los que se da una disfemia evolutiva, es mejor no correjir el habla del niño, aunque si indicarle que se pare a pensar y luego continue, restandole tensión a la situación y haciendo que se relaje, probablemente el problema remita en pocos meses.
En este tipo de trastorno del habla en cualquiera de sus niveles, los ejercicios de relajación y respiración suelen ser importantes, enseñando al niño a ejercitar el aparato de la fonación y haciendo que las palabras salgan de forma relajada y con la respiración adecuada.
Otros métodos utilizados se basan en la adquisición de ritmos normales de la palabra, por medio de ejercicios de concentración de pensamiento y ejercicios de atención a las imagenes verbales, introducción de palabras entre las pseudopalabras y control de velocidad de la articulación.
Independientemente de si es o no una disfemia que deba tratarse, los padres y profesores deberemos estar atentos a cualquier otro signo que presente el niño en su lenguaje. Aunque se trate de  un problema temporal y evolutivo, puede en algunos casos estar asociado a otro tipo de trastornos del habla, coincidentes o no en el tiempo, que pueden necesitar llevar un seguimiento por parte del especialista.

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