LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

viernes, 1 de febrero de 2013

LA ANSIEDAD EXCESIVA O GENERALIZADA



Los trastornos de ansiedad son uno de los problemas psicológicos más diagnosticados durante la infancia o adolescencia.
¿Pero que es la ansiedad? ¿Existen varios tipos de ansiedad? ¿Como podemos identificarla? ¿Que debemos hacer ante este problema?
Los datos epidemiológicos nos indican que los trastornos de ansiedad que prevalecen son: la fobia simple, la ansiedad de separación y la ansiedad excesiva o generalizada.
La ansiedad debe considerarse inicialmente como un sentimiento normal en la vida del menor, es una respuesta a situaciones amenazantes o estresantes. Debemos considerar que esta es patológica, cuando surge sin un desencadenante aparente, de forma autónoma, o cuando surge como respuesta desproporcionada a una situación real. Esto es precisamente lo que caracteriza a la ansiedad excesiva o generalizada, que aparece sin apenas relación con ningún acontecimiento determinado, que justifique dicha respuesta. La timidez, cierto grado de aislamiento social, un exceso de responsabilidad y un miedo intenso al fracaso, son inidicativos de que se padece este trastorno.
Estos niños o adolescentes suelen encontrarse en un estado de inquietud casi permanente, el miedo y la preocupación involucran muchos aspectos de su vida. Esta preocupación se centra en conductas pasadas, acotecimientos futuros y en un correcto cumplimiento de sus obligaciones.
Suelen sobreestimar la probabilidad de consecuencias negativas, exageran el resultado previsto de acontecimientos con baja probabilidad de que ocurran, e infravaloran su capacidad de afrontar cosas poco agradables.
Pueden sufrir numerosos sintomas somáticos (palpitaciones, dolor de estómago, mareos y trastornos del sueño) y hábitos nerviosos (morderse las uñas, tics, etc.). Buscan la reafirmación por parte del adulto y la aprobación de los demás.
Los menores con hiperansiedad se muestran extremadamente responsables, por lo que no suelen plantear problemas  en el colegio e incluso pueden ser bien valorados por los profesores, en las etapas iniciales del trastorno. El rendimiento académico y la opinión de los demás acerca de su ejecución, son estimulos que suscitan en él más ansiedad.
La acumulación de sucesos estresantes y una cierta vulnerabilidad individual, están relacionadas con la etiología de este trastorno, pudiendo llegar a provocar su cronificación.
Los criterios que deberían ayudarnos a diferenciar la ansiedad normal de la patológica son:
  • La incapacidad del sujeto para recuperarse, ante un suceso dado.
  • La respuesta de ansiedad no se encuentra sincronizada, desde el punto de vista evolutivo.
  • El grado de intensidad de los síntomas de angustia y de sus disfunciones, nos hacen pensar que la respuesta es desproporcionada.
La presencia de crisis de ansiedad provoca un conjunto de síntomas, que interfieren en el funcionamiento cotidiano del niño o adolescente y repercuten negativamente en su contexto escolar, familiar y en su interacción social con los iguales.
Por eso cuando percibamos que puede existir un problema de este tipo, deberemos buscar la volaración de un profesional, para que este nos indique el tratamiento y las mejores pautas de actuación en cada caso.

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