LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

viernes, 18 de enero de 2013

LA DEPRESIÓN INFANTIL



La depresión infantil y adulta se identifica como una patología propia del estado de ánimo cuyas características fundamentales son una alteración del humor referida a sentimientos de tristeza o irritabilidad y un manifiesto desinterés por las actividades anteriormente placenteras.
Actualmente, los trastornos afectivos se reconocen como un problema importante de salud mental en niños y adolescentes. Cualquier niño puede sentirse triste en ciertos momentos, pero para hablar de un episodio depresivo, debe cumplir los criterios diagnósticos del DSM-IV o del CIE-10.
La sintomatología de la depresión infantil es la siguiente:
-Aspectos endógenos (internos): anhedonia, fatiga, lentitud psicomotora, retraimiento social, humor depresivo, anorexia, pérdida de peso, variación diurna e hipersomnia.
-Aspectos cognitivos negativos: autoimagen negativa, desesperanza/indefensión, ideación suicida y melancolía/preocupación.
-Aspectos de ansiedad: melancolía o preocupación, ansiedad por separación, insomnio, quejas somáticas, alucinaciones y agitación psicomotora.
-Aspectos de peso o apetito: aumentados o disminuidos.
-Aspectos de conducta alterada: ideación suicida, agitación psicomotora, trastorno de conducta y colera/irritabilidad.
La depresión infantil aparece principalmente en niñas de 5-6 años de edad, se mantiene durante bastante tiempo y suele detectarse primero en los centros educativos.
En los niños más pequeños se suelen presentar más sintomas de ansiedad, quejas somáticas, alucinaciones auditivas, rabietas y problemas de conducta. A medida que el nivel de desarrollo de su cognición aumenta, los niños mayores pueden ser capaces de mostrar componentes cognitivos de su estado de ánimo y una baja autoestima, así como sentimientos de culpa e infelicidad.
Los adolescentes, en cambio suelen presentar más problemas de apetito y de sueño, delirios, ideación o intentos de autolesión, así como una mayor repercusión funcional en su vida social y familiar que en los niños, tendiendo a presentar mayor irritabilidad que los adultos, en el mismo caso.
La depresión infantil se presenta en muchas ocasiones, asociada a otros trastornos como la ansiedad, problemas de conducta como la agresión y consumo de estupefacientes.
Las relaciones familiares de los niños con trastorno depresivo suelen caracterizarse por la existencia de conflictos, maltrato, rechazo y problemas de comunicación, no suele haber expresión de afecto ni apoyo. Puede ocurrir a su vez, que los padres estén pasando por una depresión o que padezcan otras enfermedades que les hagan ser menos efectivos a la hora de educar a sus hijos.
Es muy importante en el tratamiento tener en cuenta el contexto familiar del menor, las relaciones y el tipo de interacción que se lleva a cabo con el niño. Es importante para su evolución tener el apoyo de los padres, para aplicar en los casos en los que sea necesario, cambios en la interacción y modificaciones de conducta hacia el menor. Con el apoyo familiar y el tratamiento adecuado se pueden conseguir un buen pronóstico en la evolución de este trastorno.

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