El trastorno del desarrollo en la articulación del lenguaje o incapacidad para utilizar los sonidos del habla de forma correcta, se da en un 2% de los niños con edades comprendidas entre los 2 y los 6 años.
Se trata de un trastorno fonológico que se produce en la infancia y en algunos casos perdura en la adolescencia, aunque la prevalencia desciende a un 0,5% a la edad de diecisiete años.
El curso del trastorno varía en función de la gravedad y de las causas asociadas, así como del adecuado tratamiento recibido. En los casos ligeros o moderados se produce una recuperación espontánea hacia los seis años de edad.
Las características que describen a este tipo de trastorno son:
- Errores en la producción, utilización, representación u organización de los sonidos, sustituciónes, omisiones o distorsiones.
- Los sonidos que peor se articulan son los de adquisición tardía: l,r,s,z,ch.
- El ceceo es frecuente.
- Los niños que padecen este trastorno tienen errores de selección y ordenamiento de sonidos en las sílabas y en las palabras (sol por los).
En ocasiones se habla de dispraxia evolutiva del habla, a algunas formas de este trastornos fonológico que incluye errores inconsistentes, dificultades en la secuenciación de sonidos en el habla discursiva y distorsiones en la pronunciación de las vocales.
La prevalencia de este trastorno infantil es aproximadamente de un 2% de niños con edades comprendidas entre los seis y los siete años, en términos de moderado a grave. Siendo mayor todavía cuando se trata de su forma más leve. Esta incidencia desciende a 0,5% a partir de los diecisiete años.
En este trastorno es fundamental la evaluación e intervención psicopedagógica lo más temprana posible, con el fin tratarlo y evitar complicaciones futuras no sólo en expresión del lenguaje oral, sino en el lenguaje escrito y en comprensión, lo que sin duda acarrea importantes dificultades educativas y en los casos más severos fracaso escolar, sobre todo si se sigue dando este trastorno en la adolescencia.
Este tipo de trastorno sobre todo en los casos más severos y a edades más tardías, necesita también de tratamiento psicológico ya que puede afectar a su autoestima, estado de ánimo, nivel de ansiedad, relaciones sociales, estando muchas veces relacionados con cierto nivel de timidez. Cuanto antes se trate, menor será la probabilidad de que aparezcan este tipo de problemas asociados y más rápida será su recuperación.
La recuperación es exitosa, tras un periodo de tratamiento dependiendo de la severidad del caso y las áreas a tratar.
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