LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

viernes, 19 de abril de 2013

CONVIVIR CON LA DEMENCIA


Los familiares de las personas con demencia se preguntan muchas veces, ¿Que puedo hacer en esta situación? ¿Como debo reaccionar? ¿Porque se comporta de esa manera y como puedo evitarlo?

El trato con las personas con demencia no es facil, nuestro familiar ahora ha cambiado tiene una patología y debemos atenderle, pero no nos lo pone facil, las situaciones por la que nos hace pasar son dificiles de controlar y nos sorprende constantemente.

No podemos cambiar a la persona, nuestro ser querido ahora tiene una alteración cerebral. Cuando intentamos cambiar o modificar su conducta, no tenemos éxito y normalmente nos encontramos con resistencia. ¿Que podemos hacer?


Deberemos consultar con el médico la aparición de alteraciones de conducta, pues podría tener una causa médica o efectos secundarios de alguna medicación, y por tanto, puede tener tratamiento.

Lo recomendable es, tratar de acomodar su conducta y no de controlarla. Si la persona insiste en llevar una chaqueta en verano busquemos una fina, en vez de insistirle una y otra vez que no debe llevar chaqueta o tratar de quitársela. Nosotros si podemos cambiar nuestra actitud o el contexto físico. Si lo hacemos veremos como la persona con demencia cambiará, por lo menos algunos aspectos.

Deberemos recordar en cada momento, que toda conducta tiene una intención. La persona con demencia no puede expresar lo que quiere o lo que necesita. Tal vez adquiera la costumbre de vaciar los cajones de su cómoda diariamente, porque quiere satisfacer su necesidad de sentirse ocupada y productiva. Es necesario deducir que necesidades trata de cubrir mediante sus conductas y dar otras opciones para satisfacerlas. Por ejemplo, pedirle diariamente que abandone esta rutina por otra como doblar ropa.

Lo que hoy funciona tal vez no funcione mañana. Existen múltiples factores que influyen en las conductas problemáticas y además la progresión natural de la demencia exige una variabilidad de respuestas y estrategias. Es crucial por tanto ser creativo y flexible a la hora de actuar.

Aunque cuidar a nuestro ser querido es nuestra responsabilidad, debemos tener presente que no tenemos porque hacerlo solos, buscar ayuda, nos hará controlar mejor la situación. Además de los recursos asistenciales y profesionales de nuestra comunidad, están las asociaciones de afectados o de familiares de afectados por la enfermedad, estas son un gran recurso para buscar orientación apoyo y ayuda.

Tan importante como cuidar a nuestro familiar con demencia es cuidarse a sí mismo. El cuidador principal debe contar con facilidades, para tener un mínimo de tiempo para sí mismo: para relajarse, atender su salud y sus necesidades sociales y para poder distraerse. Para poder atender con la máxima calidad las constantes necesidades de alguien con demencia, deberemos tener como cuidadores una adecuada salud, física y mental.

Para ayudar a gestionar los cambios en el pensamiento y la conducta que suelen mostrar las personas con demencia, deberemos también tener en cuenta las siguientes pautas generales:

  • Preservar y mantener las capacidades de la persona afectada, especialmente aquellas que pueden afectar a su sentimiento de dignidad ( como comer o asearse), no se trata tanto de intentar que obtenga nuevas habilidades o de recuperar las que ya ha perdido, pues tendremos menos éxito.
  • Deberemos además minimizar los cambios en el contexto de la persona o en sus rutinas diarias y adaptar su entorno para minimizar la confusión, ansiedad o potenciales peligros, las variaciones del entorno son recomendables para adaptarse al progresivo declinar de sus capacidades ( poner seguros en las puertas si tiende a deambular, poner carteles indicadores de los espacios más relevantes para facilitar su orientación, cuidar la iluminación etc.)
  • Simplificar, seguir rutinas sencillas y evitar situaciones en las que se requiera que la persona con demencia tome decisiones importantes. Evitando de esta forma crearle estrés o ansiedad.
  • Repetir y parafrasear. Cuando muestran dificultades para comprender lo que se le dice, es suficiente con repetir la frase de la forma más simple posible, puesto que una causa frecuente son los problemas de atención y de memoria. Si aún así no lo entiende, es necesario intentar darle la misma instrucción con otras palabras y acompañada de indicadores como ( gestos, imágenes, mostrando objetos etc.) Y lo que es fundamental con paciencia, comprensión y afecto.
  • Recordar amablemente. Ayudar a la persona a sentirse orientada, especificando expresamente los distintos momentos del día a medida que van sucediendo, recordándole fecha, estación del año, lugar donde se encuentra, lo que estamos haciendo y el nombre o función de las personas que se encuentran con ella.
  • Dar confianza. Hacerle sentir seguro y querido cada día, incluso aunque no responda. Emplear un tono de voz tranquilo y afectuoso. Mostrarse comprensivo y no defensivo.
  • Potenciar la comunicación. Tratar de comprender sus palabras y gestos. Adaptarse a su capacidad de comunicación. No pretender que mantenga, una forma de comunicación convencional.
  • Supervisar la medicación. Asegurarse de que toma la medicación que le ha sido indicada, en las dosis y horas adecuadas. Estar pediente de posibles reacciones o efectos secundarios y consultar con su médico periodicamente, sobre la pertinencia y/o necesidad de seguir con todos los tratamientos. Llevar una lista actualizada de la medicación que toma, siempre que sea visitado por algún médico.
  • Procurarle una dieta adecuada. Los efectos de las demencias pueden verse agravados por una deficiente nutrición. Asegurarse de que recibe una adecuada hidratación.
  • Identificar desencadenantes. Detectar acciones, expresiones o situaciones, que puedan provocar alteraciones en la conducta. Llevar un resgistro, tomar notas de tales episodios, para tratar de evitar desencadenantes en el futuro.
  • Ser honesto con uno mismo. A pesar de todas las medidas y buenas intenciones, es necesario reconocer cuándo las necesidades de atención y cuidado de nuestro ser querido exceden a nuestras posibilidades. Todo el mundo tiene derecho a necesitar ayuda incluidos los cuidadores.

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