LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

sábado, 4 de mayo de 2013

EL TRASTORNO BIPOLAR

-Hoy se le ve muy contento.

-Feliz, feliz, estoy en éxtasis. Me voy para la costa oeste hoy, en la bicicleta de mi hija. Sólo 5000 km. Eso no es nada. Podría hacerlo caminando pero quiero llegar la semana próxima. En el camino quiero seguir el rastro a mis inventos del mes pasado y detenerme a comer con los ejecutivos. Para conocerlos un poco, Dios mio que bien me siento.

Todo el mundo tiene sus altas y sus bajas pero el individuo con una perturbación bipolar (antes llamada psicosis maniaco-depresiva) sufre de depresión y de episodios maniacos.

Los episodios maniacos son emocionales y en ellos aparentan una alegría desmesurada, exuberante y eufórica. Los individuos maniacos casi siempre están en movimiento, se encuentran dispuestos a interactuar con todo el mundo y pocos proyectos les parecen demasiados ambiciosos para abordarlos, poseen un extraordinario optimismo y confianza en ellos mismos. Aunque en contraposición, rara vez logran mucho a causa de que se distraen con facilidad y sus mentes saltan de un tema a otro.

A pesar de que los episodios maníacos pueden ser agradables a la víctima, poseen una larga lista de características problemáticas. De un minuto al siguiente, los maníacos pueden pasar del éxtasis a la irritación, a la ira y a la agresión si se les contraria.

A menudo se sienten paranoides, preocupados por la idea de que los demás están dispuestos a detenerlos. En algunos casos con razón, ya que los parientes suelen inquietarse, por sus pensamientos irreales y de grandes proyectos o conducta impulsiva o infantil.

Los maníacos pueden efectuar rachas de compras increíbles, solicitar trabajo inadecuado, sostener relaciones sexuales prosmiscuas, dar dinero o consejos a desconocidos y vestirse de forma excéntrica.

El habla durante el episodio maniaco es distintivamente fuerte, rápida y teatral, con frecuentes bromas y chistes. A menudo el episodio inicial de desorden bipolar es maniaco y las personas que lo sufren pueden mostrarse violentas, generar discordia familiar o en los casos más graves incluso llevar a cabo conductas criminales, consumo de alcohol u otras drogas. Antes o después y de modo invariable suelen ir seguidos de ataques depresivos.

 Estos ataques depresivos se diferencian de la depresión unipolar (aquellas que se presentan solas), en que las bajadas en la depresión bipolar suelen ser más cortas, pero más severas, debilitantes y vinculadas en mayor grado al suicidio, que la depresión unipolar.

Así como existe una versión moderada de la depresión profunda, nos encontramos con una manifestación ligera de la perturbación bipolar. En los periodos deprimidos, las personas se sienten inadecuadas y aisladas, incapaces de experimentar placer y falta de interés por las cosas, que se presentan a su alrededor. Duermen mucho suelen tener problemas para concentrarse y realizan poca actividad. Los lapsos maniacos se distinguen por lo opuesto: autoestima inflada, cantidades extremas de socialización y productividad incrementada.

Existen pruebas de que los ciclotímicos, tiene mucho riesgo de desarrollar una perturbación bipolar,  una depresión profunda  que les lleve al suicidio.

En la actualidad a pesar del uso difundido de medicamentos, que por lo general son eficaces como los antidepresivos tricíclicos, uno de cada tres pacientes muestran un impedimento social crónico y severo, que también debe ser tratado con psicoterapia. La intervención médica y psicológica son la base del tratamiento, con el fin de que a la larga se pueda ir reduciendo la dosis de medicación, cuando el paciente vaya mejorando su estado cíclico. Aún así los ciclos rápidos de episodios maníacos y depresivos (diarios, semanales, mensuales) están asociados con un pronóstico peor en su recuperación.

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