LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

miércoles, 1 de mayo de 2013

LA ENURESIS EN LA INFANCIA O ADOLESCENCIA


La enuresis es un problema bastante frecuente en la infancia, su prevalencia en la población infantil general española es de entre un  8%-23% dependiendo de la edad en la que se presente.
Se considera el problema como tal, a partir de la edad de 5-6 años en adelante, hasta el periodo adolescente.

Aunque se han formulado numerosas hipótesis para explicar el origen de la enuresis nocturna, ninguna de las variables estudiadas, han podio explicar por sí sola el fenómeno. Por eso la hipótesis más aceptada es la etiología multicausal, pudiendo ser ocasionada por diversos factores (fisiológicos, madurativos, genéticos, de aprendizaje y sociales), que interactuando entre sí, contribuirían a explicar, en mayor o menor medida, cada caso de enuresis.

En el 95% de los casos la causa de la enuresis no es orgánica y se suele hablar de ella como enuresis funcional nocturna o simplemente enuresis, el 5% restante y menos frecuente se refiere a la enuresis orgánica, donde la incontinencia puede producirse de día o de noche, debido a un trastorno orgánico. 

Cuando hablamos de enuresis nocturna, deberemos conocer primero, si el niño nunca ha llegado a controlar la micción (enuresis primaria) o si tras un periodo de control nocturno (de entre 6 a 12 meses), el niño vuelve a orinarse en la cama (enuresis secundaria o adquirida).

  • La enuresis nocturna primaria , suele relacionarse con factores de aprendizaje, problemas fisiológicos o del desarrollo, es más frecuente en varones, suele remitir con la edad y es relativamente constante, respecto a la frecuencia con la que el niño moja la cama.
  • La enuresis secundaria suele producirse a partir de los 6 años, es poco frecuente aunque puede darse a partir de los 11 años y la remisión espontánea, es menor que en la enuresis primaria. Su aparición suele asociarse a sucesos estresantes o problemas emocionales, aunque también puede deberse a infecciones urinarias, es más frecuente en las niñas y los accidentes nocturnos son más esporádicos.
A la hora de realizar tratamiento la enuresis más frecuente y por la que se reciben más consultas es la enuresis nocturna. La primera precaución en la consulta es descartar una posible causa orgánica, una vez que se sabe que el problema es funcional, se valora la existencia de factores emocionales asociados al inicio del problema, edad y motivación del niño.

La mayor o menor implicación del niño en el tratamiento depende básicamente de su edad, cuanto mayor sea el niño más avergonzado estará, mayores problemas le planteará su enuresis nocturna a nivel personal,  familiar o en sus relaciones interpersonales, pero también estará más motivado para solucionar el problema.

Los métodos de tratamiento requieren de la participación de los padres en todo proceso. El tratamiento de la enuresis no suele comenzarse hasta los cinco años en niñas y los seis años en niños. En algunos casos el primer tratamiento que se intenta con estos niños es farmacológico. El fármaco más utilizado es un antidepresivo tricíclico Trofanil (clorhidrato de imipramina), aunque puede tener efectos secundarios y no se conoce bien los mecanismos de acción en el tratamiento de la enuresis.

El tratamiento más consolidado en la intervención psicológica es el conductual y se desarrolla a través de tres procedimientos básicos: el método de la alarma, el entrenamiento en retención de orina, el entrenamiento en cama seca.

La alarma urinaria o pipí-stop, suele ser el método más utilizado, actualmente el aparato tradicional que se colocaba en la cama del niño, entre las sabanas, ha sido sustituido por un pequeño sensor de humedad, que se sitúa en la ropa interior del niño y que está conectado a una alarma sonora, que suele colocarse en el bolsillo superior del pijama, para que este lo escuche y se despierte. El objetivo es despertar al niño nada más comenzar la micción, de modo que esta se interrumpa justo al inicio de la relajación del esfínter externo, coincidiendo con el momento de mayor distensión vesical. Con este procedimiento el éxito se cifra en alrededor de un 71%, siendo el tiempo medio de tratamiento de apenas 8 semanas.

El método de la alarma suele complementarse, con el entrenamiento en la retención voluntaria y progresiva de orina durante el día o el entrenamiento en cama seca. Este último se basa en el sobreaprendizaje y práctica repetitiva, del proceso de ir al baño por la noche, lo que se conoce como práctica positiva, además de emplear el refuerzo verbal por parte de los padres, cada vez que el niño consiga levantarse con la cama seca y el compromiso de algún refuerzo diferido elegido por el propio niño, cuando consiga un número determinado de noches secas.

En determinados casos, se valorará la posibilidad de otros tratamientos psicológicos, dependiendo de los factores que puedan estar influyendo en la causa del problema.

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