LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

domingo, 21 de julio de 2013

ADVERSIDAD, NORMALIDAD Y FELICIDAD


Deseo para mí y para quienes quiero, tener vidas plenas y con el mayor bienestar emocional. No vidas normales, si es que hubiese algún modo de definir con precisión lo que es "ser normal" y si la normalidad no fuese, en la mayor parte de los casos, una pesada losa impuesta que supone renunciar al cambio y a la mejora personal, psicológica y física.

¿Nos ayuda el optimismo a desarrollarnos por encima de la media, en cualquier faceta de nuestra vida? ¿Es siempre útil y debemos aplicarlo, o en cambio las cosas negativas que nos suceden, nos ayudan a aprender y ver las cosas de otra manera?

"Quien sienta repugnancia ante el optimismo, que deje la enseñanza y no pretenda pensar en qué consiste la educación. Porque educar es creer en la perfectibilidad humana, en la capacidad innata de aprender y en el deseo de saber que la anima, en que hay cosas que pueden ser sabidas y que merecen serlo, en que los hombres podemos mejorarnos unos a otros por medio del conocimiento"

Ser optimistas implica dar por hecho que, el ser humano puede aprender a través de la educación en cualquier faceta de su vida y no solo a través de la educación sino, de las propias experiencias tanto buenas como malas. Podemos aprender de cualquier área que nos influya pero sobre todo, de la salud, eso tan importante que cuando no tenemos o pensamos que lo estamos perdiendo, nos hace ver la vida de otra manera.
¿Que es la salud y cómo la definimos? ¿Cuál es la arquitectura del bienestar humano y como se evalua y valida?. No debe bastarnos simplemente con la reducción de nuestro dolor, déficit o síntoma, debemos mejorar nuestra vida y desarrollar nuestras competencias y fortalezas psicológicas.

¿En que circunstancias la tristeza es fuente de insatisfacción? ¿Cuáles son los límites?. Por estudios experimentales sabemos que un cierto nivel de tristeza, siempre que no sea intensa o continuada, puede inducir un razonamiento más analítico, un juicio más ecuánime hacia los demás o una memoria menos sesgada. Todo ello puede ayudar en determinadas circunstancias a tomar mejores decisiones p. eje. cuando el resultado es incierto o cuando tomar una decisión erronea, puede tener un alto coste. Pero también sabemos que, niveles elevados de depresión o de rumiación depresiva, están asociados a una peor solución de problemas, a un menor recuerdo de sucesos autobiográficos positivos específicos, o atender menos a estímulos emocionales positivos. Además, la tristeza, aunque a veces podamos "disfrutar de ella", con frecuencia está ligada a la coexistencia de otras emociones negativas, que añaden un elemento corrosivo a esa emoción aislada.

Las emociones positivas en exceso nos pueden jugar también malas pasadas, facilitando por ejemplo que la gente se involucren actividades de mayor riesgo. Por otro lado, más felicidad subjetiva , más optimismo, mayor autoestima, más sentido del humor, más creencias de autoeficacia, o recibir más halagos por la propia conducta, no siempre se asocia a mejores resultados o a una mayor satisfacción. Tener más posibilidades donde elegir, puede llevar a un bloqueo psicológico y a un malestar.

Frente a una visión de una felicidad idiota, la investigación ha mostrado que las personas pueden preferir las emociones negativas a las positivas, si las primeras están ligadas a metas a largo plazo o concuerdan con planes vitales. Mientras que la satisfacción con la vida está empiricamente ligada a experimentar muchas emociones positivas en culturas individualistas, especialmente la norteamericana, en culturas asiáticas experimentar emociones negativas, no está reñido con sentirse satisfecho con la vida.

Fenómenos como los cambios positivos tras la adversidad, no son observaciones nuevas en la historia de la humanidad. En diferentes estudios sobre la percepción de los beneficios derivada de condiciones adversas (enfermedades graves, pérdidas de seres queridos, ataques terroristas, desastres naturales etc.), se comprueba que un 50-60% de las personas perciben algún tipo de beneficio sobre la misma.

El considerar las emociones y cogniciones positivas, como algo que favorece cualquier faceta de nuestra vida, es algo reconocido universalmente. Del mismo modo que ayuda a tener más longevidad o a sobrellevar mejor y con mejores resultados enfermedades como el cancer.

 Hay una evidencia creciente y abrumadora de que el afecto positivo y negativo están involucrados de distinto modo en diferentes problemas psicopatológicos ( como la depresión, fobia social y esquizofrenia entre otros), tanto en adultos como en adolescentes. Esta comprobado además que para mejorar el bienestar y reducir la depresión, recordar elementos positivos autobiográficos y escribir sobre ellos es eficaz.

En nuestra vida diaria mantener una actitud abierta, que nos facilite una mejor comprensión de la situación y un aprovechamiento eficaz de los recursos que tenemos a mano, para poder superar los problemas, es de sentido común y nos ayuda a salvar dificultades.

En la vida podemos aprender de lo positivo y lo negativo, sacar el mejor partido de cada situación, es lo que principalmente nos permitirá seguirnos desarrollando y aprender sobre nosotros y  lo que nos rodea.

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