LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

lunes, 15 de julio de 2013

VULNERABILIDAD EDUCATIVA DE NUESTROS HIJOS


La influencia de la familia sobre niños y jóvenes pueden explicar de manera muy significativa las diferencias observables en sus logros educativos.

Esta influencia depende de un conglomerado de elementos, que se pueden caracterizar teniendo en cuenta la siguiente triada:

  • Características personales de los padres.
  • Características personales de los niños.
  • Influencias sociocontextuales.
Las características de los padres, no son elementos suficientes que expliquen las perturbaciones en la educación de los hijos, el niño debe presentar cierta vulnerabilidad que interactúe con ellas.

Los padres pueden ser de clase baja y contar con un escaso nivel académico o económico, y no por ello ser peores padres. Desarrollar patrones familiares excesivamente autoritarios y directivos o ser permisivos y estar menos implicados en el desarrollo educativo y personal de los hijos, si es algo determinante en la educación de los hijos.

Por otra parte los hijos también tienen que poner algo de su parte, para que las cosas progresen adecuadamente. Comúnmente, temperamento y sexo han sido los elementos más estudiados, siendo estos los factores que interactúan con mayor asiduidad con el estilo de vida familiar.

Es un hecho que los niños con temperamentos difíciles y complejos provocan en los padres una mayor inseguridad y problemas de control, que en mayor o menor medida, llevan a los progenitores a una reducción de los afectos, al endurecimiento de las reglas y a ser más proclives al castigo.

Por otro lado hay estudios que también indican que las niñas son más dóciles y facilitan más el trabajo de los padres que los niños. Además los hijos que afrontan el entorno familiar con un talante oposicionista, generan a menudo distorsiones en el mismo, que repercuten en su adaptación social y escolar.

Las pautas sociales, ayudan en el caso de las niñas a que tengan un mayor control sobre su conducta, lo que genera beneficios en su educación a medio y largo plazo.

De la misma manera hay estudios que indican que la falta de autoridad de los padres, provoca efectos más negativos en los niños que en las niñas. No obstante, el empleo de la autoridad paterna ha de ser equilibrado, pues la educación demasiado directiva suele conducir a los niños, en general, a la conformidad y el neurotiscismo, lo que a su vez reduce considerablemente la implicación de los progenitores en la educación.

Como padres deberemos ofrecer a nuestros hijos cierta independencia, exigiendo responsabilidad, aunque marcando pautas y reglas claras y concisas, apoyar y ayudar en los momentos necesarios es tan importante como dejar hacer.

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