LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

sábado, 19 de octubre de 2013

APRENDIZAJE INFANTIL: OBSERVACIÓN Y CONSECUENCIAS CONDUCTUALES



Los niños aprenden de las consecuencias de su conducta; existe la tendencia a repetir actos, que producen resultados agradables y a evitar aquellos que generan consecuencias desagradables.

La capacidad que tienen los niños de cambio, según se alteran las circunstancias que les rodea, les permite adaptarse a una gran variedad de condiciones.

Puede darse el caso de niños que con tan sólo tres o cuatro años, pueden ser activos, destructores, negativos o con miedo a la gente, dificultad de habilidades sociales o en la comunicación y lenguaje. Que un niño modifique estos hábitos no sólo depende de la terapia que reciba, sino y además de la modificación de conductas que se produzcan en su entorno familiar.

Un niño que tiene dificultad para hablar, puede con el tiempo adquirir todo tipo de habilidades de lenguaje, porque al comenzar a mostrar sus pequeños avances, estos son reconocidos con interés y entusiasmo por un adulto, sobre todo en el entorno familiar y se le recompensa con algo placentero, por haber adquirido esas destrezas.

Pero muchas veces el aprendizaje conductual en los niños es accidental, no se planea, lo aprenden a través de la observación o la consecuencia de sus actos. En circunstancias normales, los niños no temen a los adultos y si lo hacen, pude ser porque lo hayan asociado a circunstancias desagradables; una cruel disciplina puede generarles ansiedad y esto transferirse luego a otros adultos.

Los niños aprenden por las cosas que les suceden, que les hacen adquirir nuevas asociaciones, información, capacidades intelectuales, habilidades, hábitos y aspectos por el estilo; en lo sucesivo, actúan de maneras diferentes y pueden de alguna forma cuantificarse estos cambios.

No siempre pueden atribuirse los cambios en la conducta de un niño a la experiencia; la fatiga, los fármacos, los motivos, las emociones y la maduración también pueden influir.

Gran parte del aprendizaje que los niños adquieren es latente y los cambios en la conducta pueden presentarse bastante tiempo después. Se puede aprender desde niño a comportarse en reuniones, observando a un hermano mayor, pero es poco probable ver cambios de conducta que se trasfieran, hasta que no hayan transcurrido varios años.

Como padres debemos pensar que las conductas que realizamos, se las trasmitimos a nuestros hijos y las aprenden, aunque no pongamos apenas empeño, de ahí la importancia de transmitirles buenas conductas, adaptativas y saludables.

Además se ha podido comprobar en diferentes estudios que, es fácil transferir las conductas tanto positivas como negativas a otras situaciones nuevas, siempre que se piense que esto nos va producir el resultado deseado, aunque la conducta sea negativa. Esto ayuda a generalizar la conducta en distintas situaciones, produciendo que las conductas negativas sean más difícil de erradicar, pues esta,  ya se aplica en diversos entornos.

Debemos tener en cuenta que cuando un niño o adolescente tiene dificultades, no las tiene sólo en un entorno, por lo que habrá que tratar todos aquellas situaciones en las que deba mejorar, mejorando no sólo las actitudes y conductas particulares, sino también de su entorno familiar o escolar, para poder producir en él, el cambio deseado.


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