LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

lunes, 7 de octubre de 2013

ESTRÉS Y SENSACIÓN DE CONTROL


Conforme se incrementa el número de preocupaciones y los cambios de vida negativos, también aumentan los problemas físicos y mentales a cualquier edad.

La influencia más obvia cuando se padece ansiedad, es la intensidad de los eventos de estrés. Cuantas más fuentes de estrés existan peor, será el resultado.

Diferentes estudios así lo demuestran, entre ellos el realizado al diversas familias con niños de diez años, donde se pudo observar que el factor de estrés infantil, dependía de diferentes factores entre ellos; desacuerdos entre los padres severos, baja posición social, hacinamiento o familia grande, problemas físicos o psicológicos de los padres. Cuando se presentaban dos o más de factores de este tipo, la probabilidad de que manifestaran dificultades emocionales se incrementaba en cuatro veces. Con cuatro o más tensiones concurrentes el riesgo se elevaba a diez veces.

Las tensiones acumuladas producen patologías, así como el predecir y controlar un factor de estrés influye también sobre el nivel de ansiedad y las consecuencias subsecuentes. Cuando las tensiones de cualquier tipo, ruido, frío, exigencias del empleo, hacinamiento o choques, tramites burocráticos, son impredecibles e incontrolables, los niveles de ansiedad aumentan.

Las tensiones impredecibles e incontrolables también están asociadas, con respuestas inmunológicas deficientes, una sensación de impotencia y enfrentamiento inadecuado.

La personalidad de quien enfrenta las tensiones y su estilo para hacerlo, protegen a la gente frente a situaciones de estrés. En determinados estudios se ha podido observar que; individuos enfermos se recuperaron con mayor rapidez y eficacia cuando usaron estrategias de evitación (ignorar, negar o evadir la sistuación de alguna manera). Cuando se utilizan en forma flexible y moderada, algunos mecanismos de evitación son muy útiles, en especial cuando los factores de estrés no pueden evitarse y se gana poco con la confrontación y la solución del problema, que no depende de uno mismo.

El pensamiento positivo es otro contribuyente, al triunfo del enfrentamiento. Por lo general, vivir una experiencia traumática reduce la autoestima, incluso cuando la víctima no tiene la culpa. Sacar provecho de la tragedia por medio de la racionalización constructiva, valorar las propias vivencias y sentirse bien con respecto a la vida y a si mismos es una forma de poner en marcha estos pensamientos positivos, en situaciones de estrés.

Existen tres tipos de pensamientos positivos, que distinguen a los individuos que están en tensión pero bien, de los que se encuentran en ansiedad y fisicamente enfermos:
  • Compromiso: las personas comprometidas están entregadas a la vida, consideran que la existencia es significativa y se concentran en lo que están haciendo.
  • Desafío: las personas que tienen un desafio conciben las tensiones de manera positiva, como desafíos superables, en vez de amenazas abrumadoras.
  • Control:cualquier persona al enfrentarse a la ansiedad, puede sentirse desamparado o seguro de sí mismo. La confianza alimenta la sensación de control.
Por tanto lo que la evidencia empirica nos indica es que; las personas que consideran que controlan la situación, pueden manejar la ansiedad mejor. Existen además dos tipos de control el primario, en el que las personas influyen en las realidades existentes con el fín de controlarlas y el control secundario, en el que las personas acomodan las verdades existentes, exagerando la satisfacción o se adaptan a las situaciones tal como están. Las dos clases de control son importantes para hacer frente a la tensión.

Se ha podido además observar que, las personas que dudan de sus capacidades, trabajan con desgana y se rinden facilmente, dominan peor las situaciones de estrés. Quienes poseen un sentido fuerte de control primario, relizan mayor esfuerzo, perseveran durante más tiempo, tienen más probabilidades de dominar las amenazas.

Es posible que los adultos aprendan control primario, sobreponiendose a obstáculos cuando son niños. En esto se basa también parte de la terapia que realizan los especialistas en situaciones de ansiedad o depresión.

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