LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

domingo, 2 de febrero de 2014

ENCOPRESIS INFANTIL



En el problema de la encopresis no existe un único agente causal, sino que concurren múltiples factores, tanto en el origen como en el mantenimiento del problema. Factores fisiológicos asociados a ciclos de estreñimiento, dieta inadecuada, problemas de desarrollo, aprendizaje inadecuado del control de esfínteres, miedos o acontecimientos estresantes...

La encopresis consiste en la emisión repetida de heces en la ropa o en otros lugares inadecuados, en niños mayores de 4 años, sin que se deba a causas orgánicas.
Aunque la mayor parte de las veces ocurre de manera involuntaria, el DSM-IV admite que en ocasiones pueda suceder de forma intencional.

En la encopresis suele distinguirse entre el tipo primario, cuando el niño en  ningún momento ha conseguido la continencia, el secundario cuando el niño ya había conseguido la continencia , durante un periodo de al menos un año. En este caso suele estar asociado con problemas familiares o escolares (nacimiento de un hermano, separación de los padres, inicio de escolaridad, cambio de colegio, miedo a utilizar los baños escolares etc.).

La encopresis retentiva, se produce tras un periodo de estreñimiento crónico, determinado por alteraciones fisiológicas que lo provocan, se da en el 95% de los casos. La encopresis no retentiva es menos frecuente, no se observan signos de estreñimiento, apareciendo de forma intermitente, con las heces en apariencia normal; el problema suele atribuirse a un déficit de entrenamiento o a una respuesta de tipo desafiante o antisocial.

La prevalencia de la encopresis es muy inferior a la de la enuresis, con cifras que oscilan entre el 0,8% y el 5,7%. La proporción es siempre mayor en los niños y va disminuyendo con la edad, siendo un problema casi inexistente en la adolescencia.

El adecuado tratamiento requiere de  la combinación de estrategias médicas y psicológicas conductuales, además de la estrecha colaboración del niño y de los padres, en todo el proceso de intervención.

Desde el punto de vista médico la atención se centra en la corrección del estreñimiento, para lo que se emplean enemas y laxantes, al mismo tiempo que se van introduciendo una dieta adecuada, horario regular para ir al baño, con el objeto de que al menos se produzca una evacuación intestinal diaria.

Desde el hábito psicológico se van introduciendo hábitos correctos de eliminación, instaurando una secuencia encadenada de conductas, que no forman parte habitual del repertorio del niño: identificar las señales fisiológicas, procesos sucesivos de aguantar y posteriormente de relajación. En este proceso es imprescindible instruir a los padres en el uso del reforzamiento contingente, por la realización correcta por parte del niño, de alguna secuencia correcta. Además del refuerzo verbal, es eficaz utilizar sistemas de economía de fichas que el niño cobra por la emisión de respuestas adecuadas, que luego puede canjear por diferentes reforzadores apetecibles para él. Por las conductas inadecuadas se suele exigir el pago de las fichas previamente ganadas.

Principalmente en los casos en los que se sospeche que, se puede estar dando este problema por causas psicológicas, debidas a determinados sucesos que puedan estar ocurriendo en su entorno. Los padres deberán consultarlo con un especialista, que realizará las correspondientes evaluaciones y pondrá el tratamiento más adecuado dependiendo de cada caso.

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