LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

sábado, 15 de junio de 2013

ESTILO EDUCATIVO, ESTABILIDAD FAMILIAR Y DESARROLLO INFANTIL



La necesidad de tener una familia, esta fuera de toda duda, dado que los niños que no viven en un entorno familiar, tienden a ser más autodestructivos, solitarios y violentos.

Hasta recientemente se pensaba que el proceso socializador de los padres hacia los hijos, cuando estos eran bebes era unidireccional, es decir, los padres comunicaban expresiones y sentimientos a los bebés, mientras estos asumian un papel pasivo. Sin embargo actualmente se considera que, existe una socialización recíproca entre padres y bebés.

La socialización bidireccional consiste en que las acciones de los padres, son seguidas por reacciones estrechamente coordinadas por los bebés, las cuales son replicadas inmediatamente por los adultos. Este modelo sienta las bases de una forma de responder  a través e intercambios, de tal manera que bebés y padres, tienen la misma influencia mutua sobre la conducta del otro.

¿Es importante por tanto, ya desde bebés, proporcionar al niño una estabilidad familiar y social? ¿Es importante la relación mutua, que se establece con los padres? ¿La relación e interacción con los padres debe ser la más importante, por encima de la que se establezca con otros familiares? ¿Pueden sustituir otros familiares, la relación que se establece con los padres?

En la edad escolar e incluso antes, los niños requieren de sus familias, al menos para:

  • Satisfacer sus necesidades básicas de ayuda, ya que no pueden satisfacerlas solos.
  • Fomentar su aprendizaje, mediante un apoyo correcto y guía educativa.
  • Ayudarles a desarrollar su dignidad, ayudándoles a que sean autocríticos, pero brindándoles confianza y cariño.
  • Cultivar relaciones de amistad con sus iguales, estimulando su interacción y amistad.
  • Asegurar armonía y estabilidad, haciéndoles sentir seguros y estables, con rutinas familiares previsibles.
Que los padres proporcionen a sus hijos un correcto entorno familiar y social con rutinas claras, estables y previsibles, es importante para su correcto desarrollo personal, social y emocional. De la misma forma que también lo es, el estilo de educación parenteral que podamos estar dando a nuestro hijo/a.

Se han identificado cuatro estilos de crianza, que pueden influir de diferente manera en el desarrollo de los niños:

  • Estilo parenteral autoritario: este tipo de padres se caracterizan por ser controladores, punitivos, restrictivos, rígidos y fríos. Marcan límites firmes e inflexibles, normas rígidas que no necesitan explicar y valoran la obediencia estricta de sus hijos. Los niños de padres autoritarios se muestran temerosos ante nuevas situaciones y ansiosos en las comparaciones con los demás.
  • Estilo parenteral con autoridad: estos padres establecen límites claros, aunque impulsan a los niños a ser independientes. Los hijos de padres con autoridad tienden a ser alegres, muestran autocontrol y son independientes.
  • Estilo parenteral indiferente: estos padres no se implican en la vida de sus hijos. Los hijos de padres con este estilo de crianza, tienden a comportarse socialmente de forma inadecuada. Muchos tienen la autoestima baja son inmaduros y pueden estar aislados de la familia.
  • Estilo parenteral permisivo: estos padres se interesan por los hijos pero imponen pocos límites. Los niños con padres permisivos, rara vez aprenden a respetar a otros y tienen dificultades controlando su comportamiento.
El estilo educativo y la estabilidad familiar son dos factores importantes, que marcaran el desarrollo personal, social y afectivo de nuestros hijos. Deberemos por tanto cuidarlo de forma correcta y acudir a un especialista, en el que caso de que pensemos que este, no está siendo el más adecuado para nuestro hijo. El terapeuta nos ayudará y nos marcará las pautas a seguir más correctas dependiendo de cada caso.

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