LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

viernes, 7 de junio de 2013

TRASTORNO CORONARIO INDUCIDO POR MALOS HÁBITOS Y CONDUTAS


El mundo laboral que nos rodea contiene muchos estresores potenciales, esto es, factores que al hacer que los individuos se sientan bajo presión, creen tensión, ansiedad, bajo rendimiento y consecuentemente perjudiquen su salud.

Se ha comprobado que las condiciones físicas, las implacables demandas de trabajo, los conflictos de rol, y el conflicto intergrupal, causan síntomas de estrés, aunque debería señalarse que, las personas varían en sus respuestas a estas demandas inducidas externamente, dependiendo de su patrón de conducta.

Existe además, bastante evidencia de que excesivas demandas inducidas internamente, por nosotros mismos, pueden también predisponer a las personas a un trastorno de salud y a la enfermedad coronaria en particular.

Este tipo de patrón de comportamiento llamado Tipo A, es propenso al trastorno coronario, altamente asociado con gran intensidad a la incidencia de enfermedad coronaria.

¿Pero cuales son las cualidades, que definen a este tipo de personas, con un patrón de conducta Tipo A? ¿Y cuales son las cualidades que parecen predecir, la susceptibilidad a padecer una enfermedad coronaria?

Según diferentes estudios, las conductas claves que predisponen al trastorno coronario son: el bajo umbral de frustración, irritabilidad, hostilidad, impaciencia, competitividad y estilo de voz enérgico. El simple hecho de trabajar mucho, estar orientado hacia el logro y ser ambicioso no parece que predispongan de igual manera.

Un hecho significativo acerca de las personas propensas al trastorno coronario es, que no pueden relacionarse adecuadamente con sus compañeros, y que se plantean exigencias a sí mismos que hacen difícil la consecución de una vida socialmente integrada. Padecen de forma crónica el sentido de fracaso, que proviene de adherirse a criterios rigurosos y rígidos de conducta. Esto se refleja en su tendencia a estar fisiológicamente activados, por ejemplo con el aumento de la presión sanguinea, en situaciones en las que su competencia se cuestiona.

Algunos estudios han demostrado que, la competición per se, no incrementaba más el nivel de respuestas fisiólogicas perjudiciales entre las personas Tipo A, que entre otras. Lo que sí producía tal diferencia era, que su compañero ridiculizará su pobre ejecución.

¿Pueden quienes parecen no poder relacionarse adecuadamente con el mundo y con sus compañeros, cambiar su orientación ante la vida, y flexibilizar sus criterios y expectativas con que juzgan su ejecución y la de los demás? Si estos cambian, ¿Se reducirá el riesgo de enfermedad coronaria y trastornos asociados?

Las investigaciones sugieren que los cambios en las actitudes y conductas en las personas Tipo A hacia un estilo menos competitivo y áspero, son efectivas en la reducción del riesgo de trastorno de salud, al menos en la medida en que las medidas fisiológicas asociadas con enfermedad coronaria, respondan a cambios en la calidad percibida de las relaciones. 

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