LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

lunes, 5 de agosto de 2013

ATENCIÓN Y CONCENTRACIÓN


La atención y concentración voluntarias, supone un factor significativo en el proceso de memorización.

Hay causas que pueden hacer que la capacidad de de atención y concentración disminuyan. Algunas de ellas son:

  • Falta de fines, objetivos y medios a la hora de aprender cualquier tipo de actividad intelectual.
  • Cuando el nivel de lo que hay que estudiar, sobrepasa o está por debajo de nuestra preparación.
  • Cuando la actividad a estudiar es poco variada. La monotonía es enemiga de la atención y concentración.
  • Cuando se produce un agotamiento intensivo y aparecen las tensiones psíquicas.
  • La inadecuada distribución del horario.
  • Cuando el lugar elegido para el estudio, no reune unas mínimas condiciones (mobiliario, iluminación etc.).
  • Cuando nos dejamos arrastrar por el ambiente ( TV, música, etc.)
  • Cuando aparece una falta de voluntad o un cierto abatimiento ante cualquier obstáculo. En ese instante se necesitan ideas claras para continuar estudiando.
  • Cuando existe algún tipo de problema familiar, social e interpersonal.

Algunas medidas que pueden mejorar la atención y concentración son:

  • Un ambiente agradable, las favorece y estimula.
  • El contenido del estudio ha de tener un nivel de dificultad adaptado al alumno.
  • Se debe realizar un estudio activo y participativo, a través del ejercicio del subrayado, realización de esquemas, formulación de preguntas, etc.
  • Tanto la atención como la concentración se pueden potenciar, cuando lo que hemos de estudiar nos interesa.

Como consecuencia de deficientes condiciones físicas y psíquicas de quien estudia, puede aparecer de una forma prematura la fatiga mental en el organismo, que provoca una disminución en la atención y concentración y por tanto, en el rendimiento. Algunas de las causas más frecuentes que motivan la aparición de la fatiga son:
  • Falta de sueño e insuficiente descanso.
  • Alimentación poco equilibrada.
  • Fuerte ansiedad que hace que se tenga que redoblar esfuerzos, para obtener resultados mínimos.
  • El mantenimiento de una atención prolongada.
  • La disposición de sesiones prolongadas de estudio, sin contemplar descansos intercalados.
  • Una falta de ambiente que estimule y favorezca el estudio.
  • Desmotivación y desinterés hacia el estudio.
Es difícil evitar la fatiga, pero si es posible retrasarla. Para ello deben darse los siguientes aspectos:

  • Se deben dosificar los tiempos de estudio y los de descanso.
  • Bajo ningún concepto se debe prolongar la sesión de estudio, a costa de reducir el tiempo dedicado al descanso.
  • Se ha de mantener un tono optimista ante el estudio.
  • Las actividades que exigen una mayor concentración deben ir precedidas de tiempos de descanso, o bien cambiar a otras tareas que impliquen menos concentración.
  • En ningún caso se ha de recurrir a las drogas estimulantes, que suelen utilizarse como un recurso fácil para evitar la fatiga. Además de sus efectos negativos, lo más peligroso de su consumo es el dejar de sentir la fatiga, para inmediatamente después caer en un profundo agotamiento, acompañado de una cierta depresión.
  • Se ha de hacer una verdadera planificación de estudio a corto y medio plazo, con el fín de evitar en lo posible los esfuerzos excesivos en momentos determinados.
  • La relajación realizada de una forma sistemática, (que puede ser a través del deporte), también puede contribuir a distensionar nuestro organismo y aumentar el nivel de atención y concentración, retrasando la aparición de la fatiga.
  • El pensamiento positivo, bloquear los negativos, tener claros los objetivos, animarnos y felicitarnos por cada avance conseguido, nos ayudara a persistir y conseguir finalmente nuestros objetivos.

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