LICENCIADA EN PSICOLOGÍA.UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID 1998. PSICOPEDAGOGA.UCM.2005

domingo, 11 de agosto de 2013

REDES SOCIALES Y SALUD




El funcionamiento social del individuo es crucial para la salud.

Diferentes estudios han podido constantar la importancia de unas adecuadas relaciones interpersonales y sociales, tanto para la salud física como mental. Acontecimientos vitales como empezar un nuevo trabajo y cambiarse de vivienda, que son experiencias casi estresantes para los individuos implicados, están asociados con malestar subsiguiente en salud, ya sea física o mentalmente.

Por otra parte el apoyo social y la aceptación en una red de relaciones sociales, está asociado con una buena recuperación en la enfermedad psicológica. El asma, las úlceras y la migraña son casos en los que se supone que predominan factores psicológicos causales.

En diferentes estudios sociolaborales, se concluye que el apoyo social por parte de los compañeros de trabajo, tiene efectos beneficiosos sobre la salud de los trabajadores. Al igual que la falta de empleo, incrementa de forma notable el nivel de estrés y sus posteriores consecuencias, físicas y psicológicas.

Dentro de una red social determinada, la personas están de acuerdo en lo que quisieran lograr individualmente y conocen la forma apropiada de conseguir esas metas, mediante un conjunto de conocimientos que se denominan reglas sociales. Sin embargo determinados acontecimientos vitales, constricciones físicas y personales, pueden tener efectos indeseables, porque socavan la capacidad del individuo para comportarse de forma apropiada y competente, impidiendo que nuestro comportamiento vaya en una dirección cooperativa y productiva, de manera que nuestra conducta comprometida, queda lejos de lo que pretendiamos. Comienza entonces un proceso de comparación, que lleva a intentos de lograr la consistencia a través de un cambio de reglas o distorsión de atribuciones de responsabilidad etc.

Una inconsistencia demasiado grande provoca una ruptura con nuestra red social, e incrementa la susceptibilidad a la enfermedad. La enfermedad por tanto se puede ver facilitada por una ruptura social, el funcionamiento social adecuado y la buena salud subsiguiente se ven socavados, haciendo que la persona tenga:
  • Criterios y metas poco realistas.
  • Posea falta de capacidad, para racionalizar las inadecuaciones y el fracaso.
  • Se vea privado de otros, cuya realización es complementaria de la suya.
Todas estas circunstancias, disminuyen la capacidad para colaborar efectivamente con los demás en la consecución de metas comunes, algo que sólo puede lograrse mediante el seguimiento consistente de las reglas de conducta que compartimos con los demás.

Algunas de las circunstancias en las que pueden ocurrir los desajustes, entre reglas sociales y conducta, creando una amenaza para nuestra salud, podrían ser: personas con un patrón de conducta tipo A ( se autoimponen demandas de trabajo excesivas) propensos por tanto a trastornos coronario o personas que pasan por situaciones estresantes, en las que los efectos del estrés puede socavar su salud.

En estos casos es importante un adecuado apoyo social y el entrenemiento en técnicas psicológicas adecuadas que ayuden a salir de esta situación.


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