Las mayores discusiones con los hijos suelen ocurrir en el inicio de la adolescencia, progresivamente se va produciendo una adaptación tanto en padres como en hijos, los primeros cediendo en autonomía y los segundos, siendo más responsables de sus actos, llegando a alcanzar el afecto positivo los niveles de la preadolescencia.
Sin embargo, los conflictos son una parte de la relación global entre padres e hijos. Para que la relación se de de forma correcta, debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:
- La comunicación: que los padres y los adolescentes puedan hablar de forma abierta unos con otros.
- El apoyo, que exita un apoyo mutuo.
- La vinculación o grado de cercania emocional.
- El control, que los padres fomenten o limiten la autonomía del adolescente.
En definitiva para controlar estos conflictos, los padres deben aportar a sus hijos:
- Cariño y respeto mutuo.
- Demostrar un interés continuado en la vida de sus hijos.
- Reconocer el desarrollo cognitivo y socioemocional de los adolescentes y adaptarse a él.
- Comunicar las expectativas de estándares de conducta y de logros.
- Poseer recursos constructivos para tratar los problemas y las situaciones e conflicto.
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