El envejecimiento de la población tendrá graves consecuencias en el conjunto de la sociedad, sobre todo en la fuerza de trabajo, en los sistemas de salud y en las redes de cuidados formales e informales. Se deberán diseñar planes eficaces de respuesta, para el aumento de problemas como: la demencia, ansiedad o depresión, con alta prevalencia en este rango de edad.
Se estima que entre el 2 y el 10% de todos los tipos de demencia comienzan antes de los 65 años y su prevalencia se duplica cada cinco años, a partir de esa edad. El diagnóstico de las demencias es tardío y los servicios sanitarios no están preparados para dar respuesta a esta demanda, por eso la responsabilidad acaba recayendo en los familiares, afectando seriamente su calidad de vida. La demencia es la causa principal de dependencia y discapacidad en las personas mayores.
Pero este no es el único problema que se da en estas edades, la depresión es el problema con más prevalencia y da lugar a un grave deterioro en su funcionamiento físico, mental y social, afectando además al curso y evolución de cualquier otra enfermedad crónica que presenten. Las personas mayores que tienen depresión asisten más frecuentemente al médico, permanecen más tiempo hospitalizadas y reciben más medicación. Existe la creencia errónea de que; el estado depresivo es un síntoma normal del envejecimiento en esta etapa, aunque esto no es así y debe ser detectado y tratado a tiempo, para no sufrir un rápido deterioro.
Otro de los trastornos que con más frecuencia suele darse en la tercera edad es la ansiedad, el trastorno de pánico y las fobias, se presentan en un 10% de las personas mayores y acaba interfiriendo notablemente en la capacidad para realizar actividades de la vida cotidiana., disminuyendo drásticamente su calidad de vida. La ansiedad en personas mayores también es un síntoma de depresión y su presencia puede exacerbar la sintomalogía física que acompaña estos procesos, como dolores, complicaciones médicas entre otras. Por eso resulta esencial evaluar la presencia de estos síntomas a partir de los 65 años.
Las personas mayores pueden presentar también otros problemas que pueden darse a cualquier edad como: el trastorno bipolar, el trastorno obsesivo-compulsivo, las adicciones y con menor prevalencia la esquizofrenia. Los síntomas psicóticos como las alucinaciones y los delirios, pueden ser producto de determinadas enfermedades físicas como la demencia, infecciones, trastornos hormonales o metabólicos, daños sensoriales o abuso de sustancias.
Los responsables de las políticas sanitarias, deben ser conscientes de esta problemática cada vez más frecuente en la tercera edad y para la que hoy en día no se está dando la solución adecuada y que de seguir así en el futuro, el envejecimiento de la población con esta problemática repercutirá definitivamente en el conjunto de la sociedad, estructuración y funcionamiento.
Otro de los trastornos que con más frecuencia suele darse en la tercera edad es la ansiedad, el trastorno de pánico y las fobias, se presentan en un 10% de las personas mayores y acaba interfiriendo notablemente en la capacidad para realizar actividades de la vida cotidiana., disminuyendo drásticamente su calidad de vida. La ansiedad en personas mayores también es un síntoma de depresión y su presencia puede exacerbar la sintomalogía física que acompaña estos procesos, como dolores, complicaciones médicas entre otras. Por eso resulta esencial evaluar la presencia de estos síntomas a partir de los 65 años.
Las personas mayores pueden presentar también otros problemas que pueden darse a cualquier edad como: el trastorno bipolar, el trastorno obsesivo-compulsivo, las adicciones y con menor prevalencia la esquizofrenia. Los síntomas psicóticos como las alucinaciones y los delirios, pueden ser producto de determinadas enfermedades físicas como la demencia, infecciones, trastornos hormonales o metabólicos, daños sensoriales o abuso de sustancias.
Los responsables de las políticas sanitarias, deben ser conscientes de esta problemática cada vez más frecuente en la tercera edad y para la que hoy en día no se está dando la solución adecuada y que de seguir así en el futuro, el envejecimiento de la población con esta problemática repercutirá definitivamente en el conjunto de la sociedad, estructuración y funcionamiento.
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